La mina de agua del cortijo de los Frailes.

Tras conseguir los permisos del Seprona hemos podido acceder a la lumbrera de acceso a la mina de la Huerta de San José o del Monasterio de los Frailes en Carmona, Monasterio que es muy famoso por sus leyendas en torno al asesinato de los frailes Franciscanos, que aparecieron horriblemente colgados de los ganchos donde se colocaba la carne y que según contó un monje superviviente fueron asesinados por el mismísimo Lucifer. Esta leyenda lo ha convertido en un lugar muy frecuentado por aficionados al espiritismo. La mina discurre por los terrenos que rodean al monasterio, localizándose varias lumbreras en las fincas cercanas. Creemos que la mina esta asociada a un importante asentamiento romano y medieval situado a más de un kilómetro sobre la vega y donde todavía resurgen las aguas por una canalización abandonada por lo que ha de ser una mina de varios kilómetros de longitud. El pozo tiene 13 metros de profundidad y es rectangular de unos cuatro metros de largo por uno y medio de ancho y parece reexcavado para darle mayor longitud probablemente para la colocación en su día de una noria. Esta cerrado por una cúpula de ladrillos que por el l tipo de ladrillo y el mortero que los une podría ser del siglo XVIII. En cuanto a la mina creo que es de origen romano por la tipología de la galería pero por desgracia esta completamente inundada, localizándose bajo el agua dos galerías en sentidos contrarios y lo que parece una bifurcación. La inundación ha de deberse a los taponamientos que se han realizado en las galerías que llegan a la Vega. Pediremos permisos para inspeccionar las lumbreras cercanas y a ver si hay suerte y los niveles de agua bajan lo suficiente para poder explorarla. Las fotos son de Manolo Bernal y mías, José Millán.

 

 

Hemos hecho una investigación Sobre el edificio que existe en la zona llamado Monasterio de los Frailes y sobre el que circulan tantas leyendas y fruto de esa investigación es el siguiente artículo que intenta arrojar algo de luz al respecto:

 

Ha sido extremadamente complicado encontrar los auténticos orígenes de este singular edifico porque están literalmente enterrados bajo falsos datos históricos y leyendas que han sido torticeramente inventadas, ya que no están basadas en ningún hecho real. Informaciones de las que repetidamente se han hecho eco algunos aficionados al mundo de lo paranormal, en ocasiones con la complicidad de determinados programas de televisión sensacionalistas y que con el tiempo han acabado creando una especie de realidad virtual (nunca mejor dicho) que a base de ser repetida insistentemente en diferentes publicaciones ha acabado por parecer cierta. Creo que la premisa de cualquiera que se considere investigador, sea de lo que sea, debería ser la de buscar la verdad y no inventar o apropiarse de una falsa realidad que sencillamente nos viene mejor para vender lo nuestro. Resulta evidente, una vez que uno investiga un poco, que este edificio nunca fue un monasterio, ni en la Edad Media ni mucho menos en el siglo XX. Es un hecho que por evidente se acaba reconociendo en alguna de las publicaciones que he leído, como también se reconoce la absoluta falsedad de la leyenda que lo acompaña, pero sorprendentemente no se renuncia a la existencia de sucesos paranormales en su interior, y es que al final interesa mucho más al público la truculenta historia de monjes degollados de diablos y de fantasmas que la pura y simple realidad y es lógico porque vende mucho más.
La verdad de estas ruinas es mucho más prosaica que todo eso que se cuenta ya que el famoso convento no es más que un edifico construido a principio de los años 40 y que pretendía albergar a los Monjes carmelitas del Convento del Carmen, situado a la entrada de Carmona. En el año 1942, los terrenos donde se hallaba este histórico edificio fundado en el siglo XVI, fueron cedidos por el Arzobispo de Sevilla al Ayuntamiento para la construcción del silo que existe actualmente. Con los fondos resultantes de esta expropiación los monjes compraron unos terrenos de huertas cercanos a Carmona que entonces eran conocidos como La Huerta de San José y donde se trasladaron a vivir e iniciaron las obras de edificación del edificio que nos ocupa. A partir de entonces la zona pasó a ser conocida como La Huerta de los frailes. El edificio nunca llegó a concluirse ni a estar habitado por razones que no hemos podido averiguar. Lo cierto es que basta estudiar con un poco de atención el edificio para encontrar pruebas irrefutables, al margen de las actuaciones vandálicas, de que se trata de una obra sin concluir. No existe ni rastro de las cubiertas superiores que habrían de ser de teja o ladrillo. En el ala que da al Norte los muros exteriores están sin terminar y ni siquiera han sido revestidos o que parte de los forjados y los accesos entre plantas no están terminados. Para más evidencia las acometidas de agua y luz están presentadas pero se ve que nunca se han hecho las conexiones pertinentes ni las instalaciones necesarias. La zona que rodea al edificio no esta urbanizada, ni los caminos de acceso pavimentados como sería lógico en un edificio de estas características. Por otro lado si bien es cierto que los materiales constructivos son muy dispares, existiendo ladrillos de diversas tipologías, incluidas las rasillas modernas y que las técnicas constructivas son peculiares por el excesivo uso de la mampostería, encajan perfectamente en la época estimada de construcción no habiendo ninguna evidencia de la existencia de un edificio anterior al ya construido.
Solucionado el misterio del “Convento del diablo” seguiremos con lo nuestro que es la investigación de la mina de agua próxima y que según hemos comprobado, esta relacionada con las huertas que aquí existieron y no con el edificio que tiene su propio pozo.

Las fotos y el texto son de José Millán Naranjo.

La mina de agua del cortijo de la Mina en Ronda.

A finales del pasado verano nos desplazamos a las  proximidades de la ciudad romana de Acinipo o «Ronda la Vieja», en Ronda, para explorar una pequeña mina de agua situada junto  a un pequeño  cortijo y en un paraje conocido como Los Villalones . Se trata de una galería de captación de unos cien metros de longitud, excavada a pico y a favor de un pequeño venero natural. Las técnicas de excavación empleadas son iguales a las de las minas romanas que hemos estudiado aquí en los Alcores Sevillanos, se aprecian las huellas del pico curvo de hierro y los lucernarios espaciados a distancias de uso 60 cm. y siempre al lado izquierdo del sentido de excavación, como también se aprecia la característica excavación de hornacinas de mayor tamaño para la colocación de vasijas de aceite. Pero la más increíble de esta mina es la labor realizada por la naturaleza, que ha cubierto parte de la galería y todo el lecho de la mina con formaciones calcáreas de una belleza espectacular. El estado de las formaciones indica que la galería prácticamente no ha recibido visitas , cosa que creemos debida a la imposibilidad de explorarla sin introducirse completamente en agua y forzar varios pasos muy estrechos. . Las fotos son de Manuel Bernal y José Millán. hemos publicado un completo articulo sobre esta exploración en el blog:  

http://minasdeagua.blogspot.com.es/2015/10/la-mina-de-agua-romana-del-cortijo-de.html

Concluida la exploración y topografía de la Galería del Manantial en la Mina de agua de Alcaudete.

El pasado mes de octubre de 2015 se concluyó  la topografía completa de la Galería del manantial, en la Mina de agua de Alcaudete,  que cuenta con un desarrollo de más de 1.500 metros , incluyendo una segunda cueva natural “La cueva del manantial 2” que es de menores dimensiones que la primera. Se han topografiado también un entramado de galerías superiores que hubieron de ser una mina original más alta y que en una segunda fase se modifico, excavando una galería inferior para captar las aguas del gran manantial final y que debió condicionar toda la mina, obligando a realizar una reexcavación de las galerías cuyas huellas son claramente visibles en algunos puntos. Ya empezamos a tener claro las diferentes fases de la mina que fue condicionada por la captación de varios manantiales a diferentes cotas y también tenemos claro que todas estas fases debieron ser construidas durante la fase de ocupación romana ya que no hay diferencias apreciables en las técnicas de excavación de los diferentes sectores,  que son prácticamente las mismas. Las grandes  concreciones calcáreas que cubren las paredes evidencian que estas reexcavaciones no debieron ser realizadas con un lapso de tiempo demasiado grande. También han quedado evidenciados los increíbles volúmenes de agua que se han captado y movido por estas galerías. Hasta hace apenas veinte años eran caudales impresionantes y sólo estaban activos dos de los más de siete manantiales que en su fase original la alimentaban. ¿Para que se utilizó esta ingente cantidad de agua? ¿Por qué se invirtió tal cantidad de medios para conseguirla? Como ya hemos dicho anteriormente todo esto sólo se justifica con un uso industrial del agua para el movimiento de molinos.
Las fotos son de Manuel Bernal.

 

Cabe destacar el hallazgo en la zona final de la mina y poco antes de la Cueva del Manantial , aporte principal de agua de la galería de lo que hemos llamado una «galería de frenado y decantación» destinada a librar el agua del exceso de barro o sedimentos arrastrados en las fuertes crecidas desde la cueva. Este sistema consiste en un tramo  sinuoso al que le sigue un quiebro  a 90º , donde se excava una  corta  galería ciega y perpendicular a la galería principal. En la foto siguiente hemos dibujado este sector de la mina. Los sistemas decantadores de limos son comunes en este tipo de minas y ya hemos encontrado algunos ejemplos siendo este uno de los más notorios. La circulación de agua, que no esta indicada en la foto es del pozo 70 al 69.

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Concluida la exploración de la mina de agua de Bencarrón en Mairena del Alcor.

A finales del pasado verano concluimos  la exploración y topografía de la mina de agua del Puerto de Bencarrón en Mairena del Alcor aprovechando que los niveles de agua estaban  en ese momento bajo mínimos ya que es una mina que permanece totalmente inundada la mayor parte del año. Se trata de una mina excavada a favor de una galería natural preexistente que esta presente en los techos, tiene un ancho estándar de entre 60 y 70 cm. y una altura de 2,5 metros, salvo en la parte final (aguas abajo) donde la altura baja a menos de un metro y  la galería ha sido completamente taponada. Los pozos están distribuidos a distancias regulares de unos 19 y van desde los 12 metros de profundidad en la zona alta a apenas 4 metros en la parte baja de la colina. Todos los pozos son iguales y tienen medidas rectangulares estandarizadas de 1,30 X0, 90 metros aproximadamente .También encontramos lucernarios distribuidos a distancias de entre 60 y 70 cm. Desde el nacimiento, situado en la base del pozo y constituido por un pequeño venero natural hasta la zona emisiva , situada en la Vega.  La mina tiene una longitud de algo más de 200 metros y  debió ser el sistema de abastecimiento  de agua a una gran Villae o asentamiento agrícola de origen romano y del que aún quedan muchos vestigios sobre el terreno.  , las fotos son de Manuel Bernal . Queremos agradecer de nuevo la colaboración del dueño de la finca, D. Diego Madroñal.

Hay un articulo completo sobre la exploración y conclusiones en el siguiente enlace de mi blog mi blog sobre minas de agua.

http://minasdeagua.blogspot.com.es/2015/10/la-mina-de-agua-del-puerto-de-bencarron.html

Concluidas las exploraciones de la zona final de la Galería del Manantial en la Mina de agua de Alcaudete.

A finales del pasado Verano se concluyeron los trabajos de exploración y topografía de la “Cueva del manantial” en la zona final de la Mina de agua de Alcaudete y se pudo descubrir una nueva sala de gran volumen tras forzar unas gateras en un derrumbe . Existen dos posibles continuidades que habría que desobstruir, por las dos sopla corriente de aire y en una de ellas se escucha agua. El curso activo de esta cavidad esta unos metros por debajo de las galerías principales que son de gran volumen y circula por conductos muy estrechos.
Nos ha sorprendido la recuperación que ha sufrido el manantial que de estar casi seco ha pasado a tener un caudal considerable, saliendo el agua por al menos cuatro puntos distintos. Como este aumento de caudal no puede ser responsabilidad de las lluvias, que no ha habido, podría deberse a que han disminuido las captaciones en las fincas cercanas que en definitiva proceden del mismo acuífero. Pronto publicaremos una topografía completa de este río subterráneo. Hemos de agradecer la colaboración del propietario de los terrenos D. José Romero que nos permitió acceder por uno de sus pozos a la mina.
Terminada esta fase de la exploración el objetivo esta en el sector que existe bajo los terrenos del cortijo de Alcaudete y donde existe un entramado de galerías que aportaban el agua de al menos cuatro manantiales a la galería principal. Actualmente los accesos a este sector desde la galería principal estan cegados por lo que realizaremos la exploración accediendo desde un pozo situado en la finca.

Estos trabajos ha sido publicados con detalle en mi blog: http://minasdeagua.blogspot.com.es/2015/09/exploracion-y-topografia-de-la-zona.html.

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Las fotos son de Manuel Bernal.

Resumen de actividades en la Alfaguara del Cinojal

Durante el pasado mes de agosto se  han retomado las exploraciones de esta  importante  surgencia,  situada   en la Sierra de las Nieves,  con el objetivo  de intentar continuar la exploración del sifón terminal S-2 ; donde tras varias campañas realizadas en años anteriores  se habían  podido explorar  unos 250 metros de galería sumergida con una profundidad máxima de -46 metros. Se trata de una exploración costosa por la necesidad de portear todo el material de buceo, que en este caso y por las características del sifón es bastante , desde la zona donde se dejan los coches ,  situada junto a la surgencia de Río verde hasta la boca de la cavidad, situada a casi un  kilómetro y remontando el barranco . Desde la entrada de la cavidad  hay que volver a portear todo el equipo unos quinientos metros hasta el 1º sifón , salvando algunos pozos y un largo pasamos sobre un lago. Finalmente hay que transportar el equipo a través del S-1 y salvar unos cien metros de galería ascendente hasta el sifón terminal.

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Porteando material por el barranco donde se encuentra la cavidad. Foto: Manuel Bernal .
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Porteando material a la cavidad. Foto: Mainake.

En una primera fase  se inspecciona y  reinstala la cavidad ; colocando nuevos anclajes y cuerdas  en la zona del pasamanos y   mejorando con ello  la seguridad y comodidad de este paso ya que  los anclajes se  encontraban dañados  tras varios años de exploraciones. Así mismo se cambian cuerdas en mal estado en varias de las verticales . En una segunda fase se  portea algo de equipo de buceo superando el primer sifón S-1  y  realizando  una primera inmersión de reconocimiento en el sifón terminal S-2  utilizando pequeños biberones de tres litros. Queríamos  comprobar el estado del sifón y de los hilos guía tras los  cuatro  años que habían trascurrido desde  la última punta. Se avanzan unos cincuenta metros hasta una profundidad de -31 y como nos temíamos los hilos aprecian  rotos   por la fuerza de las crecidas,  gran parte de los mismos se encontraban sueltos y peligrosamente enredados   por las paredes del sifón, por lo que  era  absolutamente necesario realizar una limpieza y reinstalación antes de abordar una nueva punta.

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Zona de pasamanos. Foto: Mainake.
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Labores de reinstalación de pasamanos. Foto: Manuel Bernal.
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Inmersión de reconocimiento del sifón terminal. Foto: José Millán.

A mitad del mes de agosto  se deja  todo el equipo preparado a  pie de sifón que  en esta ocasión sería para un sólo buceador . Como en otras ocasiones el equipo de espeleobuceadores  lo íbamos a formar en un pricncipio  José Luis Rubio y yo (José Millán) pero Rubio no puede participar porque  se lesiona la muñeca  unos días antes de programarse la actividad y con parte del equipo ya en el sifón. Equipo que en esta ocasión sería  algo distinto al de inmersiones anteriores  ya que incluiría un rebreather pasivo con el que se puede multiplicar el gas de las botellas unas seis veces. Personalmente llevo ya cinco años utilizando esta máquina en  sifones de gran desarrollo   como la surgencia de Zarzalones y me ha dado  muy buenos resultados. Realmente no ahorramos el número de botellas ya que es necesario llevar gas redudante por la posibilidad de un fallo en la máquina pero la posibilidad de multiplicar el gas nos permite hacer inmersiones más largas y profundas que con un circuito abierto.

El buceo en solitario es algo más arriesgado por la imposibilidad de que nadie te ayude ante un eventual problema pero el equipo ya estaba en la cavidad y no era sensato sacarlo sin realizar una inmersión.

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Preparando el rebreather. Foto: Ricardo Tamayo.

 

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Momentos previos a la inmersión. Foto: Ricardo Tamayo.

La inmersión empieza  sin incidencias y voy retirando los hilos enredados hasta la zona profunda del sifón que es la base de un pozo a -46 metros de profundidad. Para la zona profunda llevo un gas ternario «Triox» compuesto de 25% de helio, 25% de oxigeno y 50% de nitrógeno que me permite eludir la narcosis que provoca el aire en profundidad. También llevo gases descompresivos  como el «EAN 50»,( 50% de oxigeno y 50% de Nitrógeno)y oxigeno puro para respirarlo en la última fase de la descompresión a -6 metros. Pero llegado a la zona profunda  comienzo a detectar fallos en la inyección del gas en el rebreather  que hacen que la respiración a través de la máquina sea muy  costosa  y me veo obligado a pasar a circuito abierto, es decir, prescindir del rebreather. Tras varias pruebas y chequeos descubro que el fallo del rebreather sólo se produce  por debajo de los 30 metros de profundidad, funcionando bien por encima de esta cota, así que me limito a llegar a la punta  que teníamos sin seguir instalando hilo, ya que a partir de aquí lo que hay es un pozo descendente que supera los -45 metros. Aprovecho no obstante  para reinstalar toda la zona explorada y retirar todos los hilos rotos y sueltos. También realizo una toma de distancias y rumbos para elaborar una topografía ya que lo que tenemos del sifón es sólo un croquis. Una inmersión que dura unos noventa minutos, incluyendo paradas descompresivas.

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Inmersión en el sifón S-2. Foto: Ricardo Tamayo.

No se ha podido hacer punta pero el sifón ha quedado convenientemente reinstalado para seguir la exploración en próximas inmersiones por lo que no había sido una inmersión perdida a pesar del fallo de la máquina. Fallo que como podría comprobar posteriormente no fue del rebreather sino del regulador que lo alimentaba.

Por otro lado se realizó una revisión de los niveles freáticos de la cavidad  que son galerías estrechas y que se desarrollan unos diez metros por debajo de las galerías principales, si bien actualmente toda el agua circula por las mismas acaban por hacerse impenetrables en varios pequeños sifones.

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Niveles inferiores (freáticos) de la cavidad. Foto: Manuel Bernal.
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Pequeño sifón donde la galería inferior se vuelve impenetrable. Foto: Manuel Bernal.

Concluida la inmersión se extrae parte del equipo y el resto queda en la cavidad , siendo luego extraído por miembros del grupo  Mainake.

Como en otros años, agradecemos de una manera especial la colaboración de los siguientes compañeros pertenecientes a los grupos :   Mainake, JESUB, Karst, y GEAG:

Antonio Moreno, Ricardo Tamayo, Miki Bernal, Manolo Bernal, David Canto, Marcos Alexis, Lázaro Moreno, José Núñez, Francisco Peña, José Antonio Cortés. Daniel Tiramedel.

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La mina de agua romana del Cortijo de la Mina o de Acinipo.

Historia de las exploraciones:

En el mes de septiembre del 2015,  D. Angel Martínez García, vecino de la localidad de  Montejaque , miembro de la  Junta Rectora del Parque Natural de Grazalema y un  viejo conocido de nuestras andanzas espeleológicas contacta con nosotros para invitarnos a la exploración de una mina de agua posiblemente romana . La mina se haya situada al Norte de la ciudad romana de Acinipo, cerca de Ronda , fuera de la zona arqueológica y en las proximidades de un cortijo conocido a tal efecto  como El cortijo de la mina. Las indicaciones de la mina habían sido facilitadas  por la señora Ani Gonzalez Dominguez, amiga personal de Angel y conocedora de la mina por haber pasado parte de su infancia en dicho cortijo. El tema nos pareció sumamente interesante ya que podría aportarnos datos comparativos con las minas que estamos explorando en los Alcores Sevillanos. Concertamos una cita con Angel y Ani en la misma entrada de Acinipo, desplazándonos seguidamente al cortijo de la mina al que hay que acceder por una pista forestal.
El cortijo de la mina. Foto: Angel Martínez.
Situación y contexto arqueológico.
Acinipo o “Ronda la Vieja”, es un importante  enclave arqueológico  situado a unos 11 kilómetros al Norte de Ronda y a  6 de Setenil de las Bodegas. Se trata de uno de esos asentamientos humanos que por sus favorables  características geofísicas y estratégicas fue  intensamente poblado desde al menos  los albores del Neolítico. La ciudad se enclava sobre una característica   meseta conocida como “La mesa de Ronda la Vieja”,  creada por acumulación  de materiales sedimentarios de origen marino durante el  Mioceno, y que se eleva a  998  metros sobre el nivel del  mar, conformando una  superficie  de casi  un kilómetro de largo por cuatrocientos  metros de ancho. Rodeando la meseta se abren grandes extensiones  que son idóneas para el cultivo. El sustento de agua a la ciudad  estaba asegurado por manantiales, arroyos y cisternas de recogida de aguas pluviales. Se han encontrado unas grandes termas abastecidas por un manantial.
Excavaciones de Acinipo, «El teatro». Foto: Angel Martínez
Las excavaciones realizadas en Acinipo hasta la fecha dan cuenta de un importante horizonte de ocupación neolítica, abarcando la Edad de Bronce y Cobre, conformado por restos de cabañas , necrópolis y murallas de cerramiento y  al que sucedió tras un período estéril  un importante oppidum ibérico  en el siglo V a.n.e. y que  perduró hasta la ocupación romana.  
Acinipo acabó siendo uno de los muchos enclaves íberos que fueron  romanizados tras las Guerras Púnicas y su estratégica situación  le hizo  desempeñar un importante papel en todas las vías de comunicación entre Málaga, Gibraltar, la depresión del Guadalquivir y gran parte de Andalucía.
A partir de su romanización la ciudad de Acinipo  alcanza su máximo esplendor, llegando a contar,  según algunas fuentes, con más de 4.000 habitantes. La ciudad fue edificada con una arquitectura muy peculiar, adaptada a la orografía del terreno en pendiente que obligó a utilizar un sistema de terrazas artificiales. Se conserva gran parte del  teatro, cuyo graderío ha sido excavado directamente en la roca madre, así como restos de otras edificaciones  menores  y algunas viviendas, la mayor parte de la ciudad esta aún sin excavar.
Plano de las excavaciones de Acinipo. Extraido de Wikipedia.
Como todas las grandes ciudades romanas Acinipo comienza su decadencia hacia  el Siglo III d.n.e. perdiendo su importancia a favor de la cercana ciudad de Arunda (Ronda)   hasta quedar desabitada hacia el Siglo VII.
La mina de agua  que nos ocupa no se encuentra dentro de  los límites de la ciudad, esta situada a algo más de un kilómetro al Norte de la misma, entre el paraje conocido como Puerto de Sauco y los Villalones, en las proximidades de un antiguo cortijo conocido como “Cortijo de la mina” por alusión a la misma. Este manantial ha sido recogido, junto con otros de la zona en la página web de la Junta de Andalucía. “Conoce tus fuentes”, esta  encuadrada en  lo que sería un  entorno Rural, relacionado con las grandes explotaciones de cereal. Puede que fuera  la fuente de abastecimiento de una Villae o pequeño núcleo urbano. Se conserva una canalización muy deteriorada que conduce el agua de la mina hasta un abrevadero, cuya cimentación podría ser romana.

Arriba se ven  restos de canalizaciones situadas en las proximidades de la mina ,. Foto: Angel Martínez. Abajo, abrevadero abastecido por la mina. Extraido de la web «Conoce tus Fuentes» autores A. Orozco y S. Rodriguez.
Descripción de la mina:
Se trata de una mina de escaso desarrollo, unos ochenta  metros formada por una galería  excavada en una dirección  más o menos constante de unos 160 º respecto al Norte, siguiendo probablemente un pequeño manantial natural. La mina esta cerrada por una construcción abovedada hecha  de mampostería y factura moderna de unos 2,5 metros de altura por un metro y medio  de ancho, al que se le ha colocado una cancela, que actualmente ha sido arrancada y esta tirada en el suelo. Sabemos que estas obras de cerramiento fueron realizadas por el Ayuntamiento de ronda hace algunos años.
Estructura reciente construida por el Ayuntamiento de Ronda  para proteger la mina.
Foto: Angel Martínez.
Detalle del pasillo de acceso a la mina desde el interior del cerramiento.
Foto: Angel Martínez.
 Tras este corto pasillo encontramos lo que fuera la entrada original de la mina que empieza  siendo  una  pequeña cámara excavada en la roca y  enlucida completamente con mortero de cal de carácter hidrófugo, probablemente para su consolidación ya que la roca en este punto parece de poca consistencia. La sala tiene un ancho de unos dos metros y una altura de apenas un metro, estando  el suelo completamente ocupado por el agua que tiene una altura de unos treinta centímetros. Todo este revestimiento así como las pequeñas presas realizadas en el suelo y también revestidas parecen haber sido restauradas en épocas recientes.
Pequeña sala que precede a la mina. Las paredes han sido enlucidas con un mortero de cal.
Foto Manuel Bernal.
Entrando a la mina desde la sala precedente. En el margen superior derecho se puede ver el detalle del revestimiento que está parcialemnte desprendido. Foto: Angel Martinez.
 Tras esta primera sala recolectora comienza  la mina de agua. Esta  excavada a pico  sobre un estrato de roca caliza  mucho más consistente que el precedente y esta   presidida por una espectacular colada de casi un metro de altura formada por el constante flujo de agua desde la pequeña represa. La altura de la galería es en principio  de apenas 30 cm. debido a la elevación del suelo  por  precipitaciones  calcáreas en forma de espectaculares  gours, generados por el represamiento de la galería y un regimen de flugo de agua lento . El ancho de la galería es de unos  60 cm., que concuerda con el patrón habitual. La altura original  de la galería es muy  difícil de determinar pero suponemos que sería  de entre 1,60 a 2 metros, que es el tamaño  normal de este tipo de galerías. Cada 60 cm. aproximadamente encontramos lucernarios excavados en ambos lados, también encontramos huecos más grandes para depositar vasijas con aceite con las que recargar las lucernas.
Detalle de la galería al comienzo de la mina. Todo el lecho inferior esta ocupado por gours escalonados. Foto: José Millán.
Accediendo la la galería. Foto: José Millán.

 La galería parece tener un sentido ligeramente ascendente aunque también es posible que, como pasa en otras minas, la altura de la galería valla aumentando progresivamente, quedando el lecho a una misma cota. Tras avanzar unos veinte metros la galería empieza a cubrirse completamente por formaciones, tanto techos como paredes,  producidas por una fuerte infiltración de aguas muy carbonatadas que han generado formas espectaculares  de aspecto cristalino.

Detalle de la zona de la mina totalmente cubierta por formaciones.
Foto: José Millán.

 La galería sigue en esta tónica hasta contactar con un estrato de roca blando formado por margas y  que se haya en parte derrumbado, lo que forma una sala de mayores dimensiones y completamente cubierta de formaciones y tras la que culmina la mina en un pequeño manantial que brota del suelo tras  un corto tramo de galería y  bajo una bonita colada. Todo el trayecto de la galería esta recorrido  por una corriente de agua de flujo lento que ha generado todas las formaciones del suelo, de hecho, este flujo lento y laminar constante es el responsable de los espectaculares gours que la cubren. Las filtraciones producidas desde los techos han hecho el resto.

pequeña sala formada por un contacto con una cavidad natural completamente cubierta de formaciones. Foto:José Millán.
Detalle de formaciones. Foto: José Millán.
Conclusiones:
Sin duda se trata de una mina  origen romano, la galería ha sido excavada con el clásico pico de hierro curvo, que deja su característico trazo. Las técnicas de iluminación empleadas tanto por la excavación de lucernarios como de hornacinas son también típicamente romanas, como las dimensiones del ancho de la galería. En este caso no se han excavado puteis o lumbreras auxiliares y la galería no tiene ninguna bifurcación. Se trata de una  galería excavada en parte a favor de un pequeño manantial preexistente y que no debió aportar un caudal excesivo como demuestra el increíble desarrollo de las concreciones calizas que no sería posible en un régimen de agua turbulento.
Lucernario: las distancias entre lucernarios son las habituales de entre 60 cm y 1 metro. Foto: Manuel Bernal.
Huellas del caracteristico  pico de hierro curvo romano.
Foto. José Millán.
La mina ha sido represada para conseguir un cierto volumen de almacenamiento en la  pequeña sala- colector inicial  que se encuentra revestida con un mortero de cal  hidrófugo que no parece el  clásico opus signinum romano por lo que creo puede ser una obra posterior.

Espectacular colada que cierra la galería sobre un pequeño manantial .
Foto: José Millán.

La zona final y más espectacular de la mina. La  extraña sección de la galería se debe a que ha sido excavada en el contacto con un conducto natural . Foto: José Millán.

El increíble desarrollo de las  formaciones que cubren la galería  ha de deberse a unas condiciones muy favorables: un agua muy cargada de carbonato cálcico y anhídrido carbónico, fuertes filtraciones por estar bajo un terreno permeable  y una temperatura alta. En este caso, como en otros, vemos presente en estas galerías  la inequívoca “cultura del aprovechamiento del agua” que caracteriza al imperio romano que se afanó por dominar los recursos hídricos subterráneas creando galerías donde ya existían manantiales, con la única intención del mejor control, dominio y aprovechamiento de estas corrientes subterráneas.

Extrañas señales de herramientas  entre una mancha que parece de una llama de lucerna. A la derecha pude apreciarse lo que parece una punta de un pico rota que quedó incrustada en la roca.
Foto: José Millán.
A pesar de ser una mina  de escaso desarrollo, las  espectaculares formaciones que contiene  le dan  un interés que sobrepasa el puramente arqueólogico. El excelente estado de conservación de estas ha de deberse a que no ha recibido practicamente visitas a lo largo de su historia o que estas han sido muy puntuales. Esto es debido a que el acceso al interior de la mina es complicado por la estrechez de la galería y la necesidad de introducirse en el agua para explorarla. La mina debería ser protegida convenientemente restaurando la cancela de hierro.
No hemos realizado un levantamiento topográfico de la mina pero adjuntamos un croquis.
Fuentes consultadas:
Wed Conoce tus Fuentes de la Junta de Andalucía:  http://www.conocetusfuentes.com/home.php
Bases del patrimonio inmueble de Andalucía:

La mina de agua del Puerto de Bencarrón.






Los Cerros del Toruño o mesa de Gandúl vistos desde el Puerto de Bencarrón.
Foto: José Millán.

 Situación y contexto arqueológico:




La antigua hacienda, ya desaparecida  y el Puerto al que da nombre “Bencarrón”, están situados a unos dos kilómetros al suroeste  del casco urbano de  Mairena del Alcor y a ambos márgenes de la llamada Vía verde de los Alcores, una  pista forestal que antaño fuera vía de ferrocarril  y que discurre paralela a la colina  en dirección al despoblado de  Gandul, a apenas un kilómetro de un característico paraje conocido como Los Cerros del Toruño o Mesa de Gandul. En la parte alta de este cerro y entre olivares se localizan  los restos de un importante asentamiento de orígenes inciertos pero que como mínimo se remontan a la etapa conocida como Bronce Final, hace más de 4.000 años, período del que aún prevalecen algunos restos como  murallas defensivas y una importante y conocida necrópolis dolménica. Este asentamiento, como otros de la zona, alcanzó su máximo desarrollo  entre  los siglos I y III de nuestra era, coincidiendo con la ocupación romana de los Alcores, momento en que según  las teorías más aceptadas hubo de llamarse Irippo y contar con una numerosa población y estratégica importancia en la floreciente  Bética romana.



Fachada de la antigua hacienda de Bencarrón, junto a la Vía Verde.
Foto: José Millám.
A pesar de que  el yacimiento principal permanece ha día de hoy sin excavar, sí se han localizado y  en algún caso excavado enclaves relacionados y cercanos  a la ciudad  como   una gran necrópolis, un posible anfiteatro y una serie de grandes Villaes o núcleos de población asociados a Irippo. Uno de esos núcleos poblacionales estaba  situado  en el Puerto de Bencarrón, formando probablemente una comunidad Rural. La ciudad de Irippo  acabó sufriendo un intenso despoblamiento a favor de otros asentamientos cercanos como el poblado de Gandul o la ciudad de  Hienipa (Alcalá de Guadaira) y  que la llevó a desaparecer por completo ya entrado el siglo V.

La Vía verde de los Alcores, a su paso por el Puerto de Bencarrón.
Foto: José Millán.
El nombre original de  Calat  Bencarrón que prevalece desde la Edad Média  puede  tener su origen en el largo  período de ocupación islámica de la zona  y  en alusión directa  al nombre del que fue señor de estas tierras Ben Haldún y  que pudo derivar con el tiempo al vocablo actual. De hecho toda la zona, desde este Puerto hasta el antiguo asentamiento romano y medieval  que conocemos como Despoblado de Gandul debió llamarse Bencarrón, siendo la denominación de Gandul y por la que ha día de hoy es conocida   más reciente, probabblemente en el siglo XIX.
En el  Puerto de Bencarrón la Colina Alcoreña esta modelada y condicionada  por uno de esos los fenómenos naturales tan própios de los Alcores y   que se han venido llamando  pasos o puertos, testigos naturales  de la erosión  de primitivos cursos de agua  y que como en muchas otras zonas constituyen enclaves estratégicos de poblamiento  y vías de comunicación entre el Escarpe y la Vega. Sobre el puerto se sucedieron muchas etapas de poblamiento desde el neólitico a la Edad Média , siendo esta zona conocida en algunas publicaciones  como «despoblado de Bencarrón» en alusión a este conjunto de grandes asentamientos de localización imprecisa.

Los  yacimientos arqueológicos que existen en la zona son  muy extensos complejos y conocidos y como ha sido habitual en los Alcores, las necrópolis los mas intensamente excavados durante el pasado siglo por arqueólogos como Jorge  Bonsor, que tras muchas campañas de excavaciones consigue recopilar, además de interesantes datos sobre los sistemas de enterramiento de estas colonias  una importantísima colección de elementos líticos y cerámicos relacionadas con el mundo tartésico, así como  infinidad de útiles neolíticos. Algunos de estos «tesoros» se conservan en las colecciones guardadas por Bonsor en la que fuera su residencia hasta su muerte , el Castillo de Luna en  Mairena del Alcor. Otros muchos objetos fueron no obstante vendidos  a la Hispanic Society of América, donde están expuestos a día de hoy.

Placa de Marfíl hayada por Gorge Bonsor en una de las  la necrópolis de Bencarrón.

La mina de agua que nos ocupa  habremos de relacionarla con el intenso período de ocupación romana de la zona, que se produjo  a partir del siglo I  de nuestra era y del que perduran innumerables evidencias como restos cerámicos ,grandes sillares de piedra, ladrillos, tégulas y restos de pavimentos de opus signinum. El yacimiento romano  del Puerto de Bencarrón esta considerado como una gran villae,  que por su situación sería la receptora de las aguas de esta mina y probablemente  la responsable de la construcción de la misma. Actualmente,  en la zona baja del puerto, perdurán  aún los restos de una especie de alberca o depósito abierto cuyas cimentaciones son claramente   romanas y que fue seguramente  restaurado y reutilizado  en época medieval. Las conducciones a cielo abierto  que trasportaban el agua desde la mina hasta esta estructura y que aún existían en  el año 1986  han sido destruidas , habiéndose encauzado el agua de la mina  por una tubería de polietileno que ha día de hoy sirve para el regadío de una de las fincas situadas en la zona. Las aguas que brotaban de la mina y que alimentaban esta estructura, han acabado generado  un característico arrollo que cruza la Vía Verde hacia la Vega.

Plano de Gandúl , donde se sitúan los yacimientos, arriba a la derecha y dentro del circulo rojo esta sitaudo el Puerto de Bencarrón. El dibujo a sido realizado por el profesor D.José Manuel Navarro Domínguez y ha sido extraído de su blog: Dolmenes y Menhires.

Historia de las exploraciones:

      Localicé esta mina en el mes de Julio del año 1986, durante una de mis prospecciones de las colinas Alcoreñas. Sus lumbreras  eran visibles gracias a unos pequeños brocales hechos de ladrillo y mortero de cal, espaciados a distancias de unos veinte metros y situados en la parte alta de la colina. Ha día de hoy los brocales han desaparecido estando los pozos tapados con losas y cubiertos con tierra, lo que hace imposible su localización.
En aquellos  tiempos esta mina era  la principal fuente de abastecimiento de agua de la hacienda agrícola  conocida como Bencarrón y que ha día de hoy son sólo unas ruinas. El agua llegaba a la finca por unos canales de factura moderna  que también  han sido destruidos. Localizada la mina pudimos realizar un par de exploraciones introduciéndonos por uno de los pozos más cercanos a la Vega  y de menor profundidad y  desde el que pudimos explorar la galería en sus dos direcciones, a favor y en contra de la corriente de agua. En aquellos tiempos la altura de agua era de un metro aproximadamente, siendo  la altura total de la galería de más de  dos metros. No llegamos a realizar ninguna fotografía pero conservo un escueto croquis y una descripción en la que se refiere que la zona final  de la mina  estaba realizada con muros de mampostería rematados con grandes losas labradas y dispuestas a dos aguas. También se recogen otros datos como  que el remate superior de los pozos estaba  realizado con piedra labrada y que sus profundidades van de algo más de diez metros en la zona alta de la colina y apenas cinco en la ladera inferior y finalmente que la distancia entre pozos era  de unos veinte metros. Actualmente la zona final de la mina que es la que estaba revestida  ha sido destruida por remodelaciones de terreno.

Estructura con cimentaciones romanas que recibía y almacenaba  las aguas de la mina en la parte baja del Puerto de Bencarrón.
Foto: José Millán.

      Durante el año 2015 y como actividad encuadrada en nuestro proyecto de exploración catalogación y estudio de las minas de agua en los Alcores dirijo una serie de salidas a la zona con objeto de intentar localizar esta mina. Cerca del cortijo de Bencarrón y hacia el puerto localizamos una tubería de polietileno parcialmente enterrada de la que mana un modesto pero constante  chorro de agua y que debe ser el rebosadero de la mina, pero no encontramos  ni una sola evidencia de los pozos. Una nueva prospección en la zona alta del puerto nos permite localizar un  pozo situado dentro de una finca de olivos que cuenta  con unas características y situación  esperanzadoras. El pozo estaba cubierto con un brocal moderno y cerrado con una plancha de acero y un candado, a partir de este descubrimiento inicio una serie de indagaciones para localizar y conocer al propietario de los terrenos y por tanto  del pozo.

Tubería de polietileno por la que  actualmente están encauzadas las aguas de la mina hacia el arroyo  en el Puerto de Bencarrón.
Foto: José Millán. 

               El propietario de los terrenos  es D. Diego Madroñal, vecino de Mairena y  con el que concerté una cita en la propia finca. Diego ya conocía  la mina de agua  que discurre bajo su finca y me comenta que hace algunos años, creo que con buen criterio, decidió  cerrar todos los pozos  con losas que luego cubrió de  tierra  con objeto de proteger la galería  inferior, dejando el pozo que nos ocupa equipado con un brocal, un cierre y una bomba para extraer agua con la que regar su olivar. Parece que afortunadamente la mina no se había  perdido así que le pido permiso para su exploración a lo que accede sin poner ningún problema, de hecho se ha mostrado muy interesado con nuestros trabajos de investigación y a colaborado en todo lo que ha podido.



Restos  de una gran villae,situada en la zona baja del Puerto y que sería la receptora de las aguas de la mina.
Foto: José Millán.

La primera exploración la realizamos en el mes de  Abril de 2015 descendemos el pozo ayudados por una escalera de hierro destinada al mantenimiento de una  bomba sumergible instalada en la base del mismo. Las coordenadas de esta lumbrera son: 254789,02. m. E. 4136972,81. m.N. 112 m.s.n.m. Lo primero que nos sorprende es el magnífico revestimiento de piedra de la  zona superior del pozo  que, como en otras minas, salva el estrato de material arcilloso que existe sobre la roca. Esta constituido  por grandes piedras  que han sido talladas y encajadas hábilmente, sin apreciarse ningún tipo de argamasa que las una, contrasta con otros rellenos observados en otras lumbreras de otras minas que por lo general están  realizados  con piedras irregulares y sin labrar. Una vez superada la zona revestida entramos en un pozo típico de mina, excavado a pico y  forma rectangular de aproximadamente 1,30 X0,90 m. la profundidad del pozo es de 11,6 metros hasta el lecho de la galería que esta casi completamente inundada, el pozo  cuenta con los característicos mechinales laterales para el apoyo de los pies.



Descendiendo por el único pozo abierto de la mina. Se puede apreciar el magnifico revestimiento de piedra labrada de la zona  superior que es similar al de resto de pozos estudiados.
Foto: José Millán.

De la base del pozo parten dos galerías con direcciones opuestas y decidimos explorar la que lleva dirección suroeste (hacia la Vega). La altura de la galería es de unos 2,5 metros pero esta inundada hasta casi el techo, quedando apenas unos veinte centímetros en algunas zonas. Podemos recorrer unos cuarenta metros nadando y realizando algunas fotos,  hasta un punto donde la galería se sifona porque el techo desciende , observamos los  característicos  lucernarios excavados a distancias regulares de entre 60 cm. y 1 metro. La morfología del techo sugiere que la galería esta excavada en gran parte  siguiendo un venero natural. Tras esta primera exploración decidimos esperar a finales de verano para volver, presumiendo con ello que los niveles de agua deberían estar más bajos, como parecían indicar las marcas existentes por debajo del nivel actual. Realizamos una nueva exploración a finales del  mes de septiembre y efectivamente encontramos el nivel de agua a casi un metro por debajo del que conocíamos por lo que pudimos completar la exploración y la topografía completa de la mina.

Detalle de la galería de 2,5 metros de altura y casi inundada.
Foto: José Millán.

Descripción de la mina:

 La mina esta formada por una galería de unos 260 metros de longitud, equipada con 10 pozos o lumbreras, las distancias entre lumbreras son muy similares. Nosotros hemos registrado las de la zona de la galería accesible a día de hoy, ya que existe un tramo final que esta taponado y del que sólo tenemos un croquis realizado en el año 1986 y  donde estas distancias no están medidas con precisión aunque sabemos que también rondaban los 20 metros. Las distancias correlativas desde la lumbrera más alejada a la salida en metros son: 18,54. 19,9. 19,74. 19,9. 20,5. 19,44. 19,8. Esto en cuanto a longitud exterior se refiere, las longitudes internas son similares salvo en tres casos en los que se producen quiebros de la galería. Las lumbreras son todas iguales, de sección rectangular y unas dimensiones aproximadas  de 1,30 m x0.90 metros, estando alineado el lado largo con la galería.
Imagen aérea del Puerto de Bencarrón donde se indica el trazado de la mina y la localización de las lumbreras.

Las profundidades de las lumbreras  están condicionadas a la pendiente del terreno ya que la galería de la mina, como suele ser habitual en los Alcores, mantiene un nivel prácticamente constante y va de  los 11,6 en las lumbreras superiores hasta apenas 5 metros en las inferiores, lo que corresponde exactamente a la pendiente del terreno que en la cumbre del puerto esta a 112 m.s.n.m. y en la parte baja a 106 m.s.n.m. La salida de las aguas se produce en la zona donde el nivel de la galería se iguala al terreno, es decir a unos 101 m.s.n.m. y es donde encontramos los restos de construcciones romanas referidos anteriormente, no obstante hay que señalar que en todo el puerto, incluida la zona más alta, están presentes innumerables vestigios, tanto de cerámicas como de restos constructivos: tegulas, ladrillo, etc.

Arriba aspecto general de la galería, donde se aprecia un pequeño quiebro que debe ser una corrección del rumbo de excavación. Justo al comienzo del mismo observamos en el detalle de la foto inferior un hueco u hornacina para la colocación de la vasija de aceite con la que recargar las lucernas y que era habitual al comienzo de una jornada de excavación. También observamos las marcas de los  susesivos niveles de agua de la mina.
Foto: Manuel Bernal.

La mina esta compuesta por una galería sin ramificaciones que recoge el agua de un solo manantial, que brota de la base de una lumbrera, las paredes presentan una fuerte erosión  que ha borrado en gran medida las huellas de herramientas si bien son parcialmente visibles en algunas zonas donde se aprecia el característico pico de hierro curvo y un sentido de excavación hacia el manantial. En muchos puntos es claramente visible un conducto natural preexistente, sobre todo en los techos, donde apreciamos algunas formaciones calcáreas de pequeña entidad. La galería ha sido equipada con lucernarios de un tamaño normal de entre 11 y 15 cm. de profundidad y que en algunos casos se encuentran a ambos lados de la galería y a distancias que varían desde los 60 cm. al metro. También hemos encontrado huecos u hornacinas más grandes destinados a la colocación de vasijas de aceite y a distancias regulares.

En las fotos se aprecia un sector de la galería muy erosionado por el agua pero con incipientes formaciones cálcareas. Todo el recorrido de la galería esta equipado con lucernarios a distancias de entre 60 cm. y 1 metro.
Fotos: Manuel Bernal.

En cuanto al trazado de la galería apreciamos como se han realizado pequeños quiebros entre lumbreras que parecen errores o modificaciones de rumbo para la conexión entre los pozos, siendo el más destacable un quiebro de galería entre  la 1º y 2º lumbrera en la zona inicial de la mina que puede ser, como en otros casos, para frenar la corriente de agua de la surgencia. La galería mantiene una altura considerable de unos 2,5 metros si bien esta va disminuyendo hacia la salida, siendo poco antes de la última lumbrera explorada de 1,80 metros y sabiendo por el croquis realizado en el año 1986 que en los últimos veinte metros de galería mantiene una altura de apenas 80 cm., estando este tramo completamente revestido por muros de mampostería y cubierta de piedras planas dispuestas a dos aguas.

Sector de la galería donde se aprecia el conducto natural preexistente y a favor del que se ha excavado la mina.
Foto: Manuel Bernal.

 Conclusiones:

 Estamos ante una mina algo atípica ya que recoge las aguas de un solo manantial, en contra de la mayoría de las exploradas hasta ahora que recogen las aguas de varios veneros  y por tanto cuentan con ramificaciones. Las técnicas constructivas concuerdan con las de otras minas romanas observando distancias similares entre lumbreras  y técnicas de iluminación similares consistentes en  la excavación de lucernarios y hornacinas para depositar tanto las pequeñas lucernas para iluminar el frente de excavación  como las vasijas de aceite con las que recargarlas.


Detalle de la galería donde se aprecia un trazado algo sinuoso que parece propio de una galería natural previa a la mina.
Foto: Manuel Bernal. 

Destaca la esmerada forma en que se han revestido las  zonas  superiores  de los pozos que no obstante son similares a las encontradas en otra mina situada en Carmona, concretamente  la de la finca de Trigueros y que tiene ciertas similitudes como un desarrollo total  de unos doscientos metros  y  que  se haya integramente  construida bajo un terreno en pendiente hacia la Vega. Por contra en esta mina sí existen varias ramificaciones que conectan pequeños veneros con la galería principal. En relación al cuidado revestimiento de los pozos cabe destacar la existencia  de un gran curso  de agua de carácter  estacional y que sigue de una manera precisa el trazado de la mina y que sugiere que la mina haya podido ser en algún momento también un recolector de aguas pluviales a trabes de sus lumbreras. Lo que podría justificar la esmerada labor de revestimiento de la zona superior de los pozos.

Detalle de una lumbrera, todas tienen sección rectangular de aproximadamente 1,30×0,90 metros y están equipadas con mechinales para el apoyo de los pies.
Foto: Manuel Bernal.

Una longitud cercana a los veinte metros entre puteis es un parámetro muy recurrente en la gran mayoría de minas romanas estudiadas en los Alcores y ya hemos realizado alguna interpretación de esta magnitud relacionándola con el passus romano que equivale a cinco pies y tiene un valor aproximado de 1,48 metros, en este caso las distancias podrían corresponder aproximadamente a unos 13 passus, unos 19,5 metros. 

Otro hallazgo curioso ha sido el de un pequeño símbolo grabado en la roca, al lado de un lucernario  y que  identificamos como una especie de  “X” modificada y  que podría representar el número 100 o quizás una “marca característica” de algún trabajador de la mina.
Detalle de un curioso grabado en la roca, situado junto a un lucernarío.
Foto: Manuel Bernal.
 Otro hecho interesante, constatado en esta mina y en otras estudiadas  es la utilización de “quiebros” intencionados en el trazado de la galería, En el caso concreto de la mina que nos ocupa y en el tramo  de galería que llega al manantial resulta que este no se ha excavado en línea recta entre las dos lumbreras, variando significativamente los rumbos y  provocando un quiebro de casi  90º en la zona intermedia y  cuya finalidad no parece otra que la de frenar la corriente de agua que brota del manantial. Ya hemos apreciado estas técnicas en minas como la de Alcaudete , en Carmona.
Otro hecho recurrente en muchas de las minas estudiadas es la excavación a favor de una galería natural preexistente lo que induce a pensar que la finalidad de estas minas era básicamente el acondicionamiento o modificación mediante galerías excavadas de manantiales naturales con objeto de darles  mayor capacidad de almacenamiento y volumen de agua al poner varios manantiales  en contacto  mediante galerías.

Zona final de la mina , justo antes del taponamiento y en la base de una lumbrera y donde la altura se reduce a apenas 1 metro.
Foto; Manuel Bernal.

 La mayor parte del trazado de la mina cuenta con una altura de unos  2,5 metros y esto  sugiere que se buscaba conseguir una importante altura de agua y por lo tanto capacidad de almacenamiento, si bien también puede deberse, sin excluir lo primero,  a la necesidad de ir  reexcavando  el lecho de la galería para igualar niveles con el venero de agua, ya que la excavación se realiza, según las marcas de picos,  hacia el manantial y no ha de ser casualidad que la altura aumente a medida que nos aproximamos al dicho manantial. Este hecho ocurre frecuentemente en muchas minas en los Alcores.  El tramo de galería final y emisivo de la mina (unos 40 metros) tiene una altura reducida y esta  revestido. El revestimiento debe haberse realizado  por la presencia de materiales blandos y arcillosos y , como en otros casos, esta ejecutado  con muro de mampostería elaborado con material de excavación  para las paredes y grandes  losas de piedra talladas en el techo. Cabe en este caso resaltar la disposición de las losas de cubierta a dos aguas que nos es habitual, de hecho es el único caso que hemos encontrado hasta ahora aquí en los Alcores. Por desgracia actualmente no podemos acceder a este sector de la mina para realizar un estudio más detallado.
 No hemos visto evidencias, como en otras minas ,de una excavación inversa (de abajo arriba) de las lumbreras, mas bien parece que han sido excavadas primero y conectadas después  por la presencia de los pequeños quiebros o errores en la excavación entre ellas.

Zona de la mina y donde se ha producido un taponamiento que impide explorarla en su totalidad, afortunadamente contamos con un croquis realizado en el año 1986 que refleja el sector taponado.
Foto. Manuel Bernal.

Finalmente consideramos que, como en otros casos, esta mina habría de ser protegida y puesta en valor como parte importante del gran patrimonio arqueológico que existe en los Alcores. Hay que destacar que las labores de cerrado de lumbreras realizadas por el dueño de los terrenos D. Diego Madroñal  ha permitido la conservación de la mayor parte de la galería que en otro caso podría haber sido destruida por taponamiento como así ha sucedido en la zona final.

Queremos agradecer muy especialmente la colaboración del propietario de los terrenos D. Diego Madroñal que como ya hemos referido ha colaborado de una manera activa para la realización de este trabajo. 

Fuentes consultadas:
«Bases del patrimonio inmueble de Andalucía». Instituto Andaluz del patrimonio histórico. Consejería de cultura. Junta de Andalucía.
AMORES CARREDANO, Fernando. Carta arqueológica de Los Alcores: Sevilla. Diputación Provincial, 1982. 84-500-8180-7.                                                                                              
PONSICH, Michel. Implantation rurale antique sur le Bas-Guadalquivir. V. I. 1974, 256.