La mina de agua del Puerto de Bencarrón.






Los Cerros del Toruño o mesa de Gandúl vistos desde el Puerto de Bencarrón.
Foto: José Millán.

 Situación y contexto arqueológico:




La antigua hacienda, ya desaparecida  y el Puerto al que da nombre “Bencarrón”, están situados a unos dos kilómetros al suroeste  del casco urbano de  Mairena del Alcor y a ambos márgenes de la llamada Vía verde de los Alcores, una  pista forestal que antaño fuera vía de ferrocarril  y que discurre paralela a la colina  en dirección al despoblado de  Gandul, a apenas un kilómetro de un característico paraje conocido como Los Cerros del Toruño o Mesa de Gandul. En la parte alta de este cerro y entre olivares se localizan  los restos de un importante asentamiento de orígenes inciertos pero que como mínimo se remontan a la etapa conocida como Bronce Final, hace más de 4.000 años, período del que aún prevalecen algunos restos como  murallas defensivas y una importante y conocida necrópolis dolménica. Este asentamiento, como otros de la zona, alcanzó su máximo desarrollo  entre  los siglos I y III de nuestra era, coincidiendo con la ocupación romana de los Alcores, momento en que según  las teorías más aceptadas hubo de llamarse Irippo y contar con una numerosa población y estratégica importancia en la floreciente  Bética romana.



Fachada de la antigua hacienda de Bencarrón, junto a la Vía Verde.
Foto: José Millám.
A pesar de que  el yacimiento principal permanece ha día de hoy sin excavar, sí se han localizado y  en algún caso excavado enclaves relacionados y cercanos  a la ciudad  como   una gran necrópolis, un posible anfiteatro y una serie de grandes Villaes o núcleos de población asociados a Irippo. Uno de esos núcleos poblacionales estaba  situado  en el Puerto de Bencarrón, formando probablemente una comunidad Rural. La ciudad de Irippo  acabó sufriendo un intenso despoblamiento a favor de otros asentamientos cercanos como el poblado de Gandul o la ciudad de  Hienipa (Alcalá de Guadaira) y  que la llevó a desaparecer por completo ya entrado el siglo V.

La Vía verde de los Alcores, a su paso por el Puerto de Bencarrón.
Foto: José Millán.
El nombre original de  Calat  Bencarrón que prevalece desde la Edad Média  puede  tener su origen en el largo  período de ocupación islámica de la zona  y  en alusión directa  al nombre del que fue señor de estas tierras Ben Haldún y  que pudo derivar con el tiempo al vocablo actual. De hecho toda la zona, desde este Puerto hasta el antiguo asentamiento romano y medieval  que conocemos como Despoblado de Gandul debió llamarse Bencarrón, siendo la denominación de Gandul y por la que ha día de hoy es conocida   más reciente, probabblemente en el siglo XIX.
En el  Puerto de Bencarrón la Colina Alcoreña esta modelada y condicionada  por uno de esos los fenómenos naturales tan própios de los Alcores y   que se han venido llamando  pasos o puertos, testigos naturales  de la erosión  de primitivos cursos de agua  y que como en muchas otras zonas constituyen enclaves estratégicos de poblamiento  y vías de comunicación entre el Escarpe y la Vega. Sobre el puerto se sucedieron muchas etapas de poblamiento desde el neólitico a la Edad Média , siendo esta zona conocida en algunas publicaciones  como «despoblado de Bencarrón» en alusión a este conjunto de grandes asentamientos de localización imprecisa.

Los  yacimientos arqueológicos que existen en la zona son  muy extensos complejos y conocidos y como ha sido habitual en los Alcores, las necrópolis los mas intensamente excavados durante el pasado siglo por arqueólogos como Jorge  Bonsor, que tras muchas campañas de excavaciones consigue recopilar, además de interesantes datos sobre los sistemas de enterramiento de estas colonias  una importantísima colección de elementos líticos y cerámicos relacionadas con el mundo tartésico, así como  infinidad de útiles neolíticos. Algunos de estos «tesoros» se conservan en las colecciones guardadas por Bonsor en la que fuera su residencia hasta su muerte , el Castillo de Luna en  Mairena del Alcor. Otros muchos objetos fueron no obstante vendidos  a la Hispanic Society of América, donde están expuestos a día de hoy.

Placa de Marfíl hayada por Gorge Bonsor en una de las  la necrópolis de Bencarrón.

La mina de agua que nos ocupa  habremos de relacionarla con el intenso período de ocupación romana de la zona, que se produjo  a partir del siglo I  de nuestra era y del que perduran innumerables evidencias como restos cerámicos ,grandes sillares de piedra, ladrillos, tégulas y restos de pavimentos de opus signinum. El yacimiento romano  del Puerto de Bencarrón esta considerado como una gran villae,  que por su situación sería la receptora de las aguas de esta mina y probablemente  la responsable de la construcción de la misma. Actualmente,  en la zona baja del puerto, perdurán  aún los restos de una especie de alberca o depósito abierto cuyas cimentaciones son claramente   romanas y que fue seguramente  restaurado y reutilizado  en época medieval. Las conducciones a cielo abierto  que trasportaban el agua desde la mina hasta esta estructura y que aún existían en  el año 1986  han sido destruidas , habiéndose encauzado el agua de la mina  por una tubería de polietileno que ha día de hoy sirve para el regadío de una de las fincas situadas en la zona. Las aguas que brotaban de la mina y que alimentaban esta estructura, han acabado generado  un característico arrollo que cruza la Vía Verde hacia la Vega.

Plano de Gandúl , donde se sitúan los yacimientos, arriba a la derecha y dentro del circulo rojo esta sitaudo el Puerto de Bencarrón. El dibujo a sido realizado por el profesor D.José Manuel Navarro Domínguez y ha sido extraído de su blog: Dolmenes y Menhires.

Historia de las exploraciones:

      Localicé esta mina en el mes de Julio del año 1986, durante una de mis prospecciones de las colinas Alcoreñas. Sus lumbreras  eran visibles gracias a unos pequeños brocales hechos de ladrillo y mortero de cal, espaciados a distancias de unos veinte metros y situados en la parte alta de la colina. Ha día de hoy los brocales han desaparecido estando los pozos tapados con losas y cubiertos con tierra, lo que hace imposible su localización.
En aquellos  tiempos esta mina era  la principal fuente de abastecimiento de agua de la hacienda agrícola  conocida como Bencarrón y que ha día de hoy son sólo unas ruinas. El agua llegaba a la finca por unos canales de factura moderna  que también  han sido destruidos. Localizada la mina pudimos realizar un par de exploraciones introduciéndonos por uno de los pozos más cercanos a la Vega  y de menor profundidad y  desde el que pudimos explorar la galería en sus dos direcciones, a favor y en contra de la corriente de agua. En aquellos tiempos la altura de agua era de un metro aproximadamente, siendo  la altura total de la galería de más de  dos metros. No llegamos a realizar ninguna fotografía pero conservo un escueto croquis y una descripción en la que se refiere que la zona final  de la mina  estaba realizada con muros de mampostería rematados con grandes losas labradas y dispuestas a dos aguas. También se recogen otros datos como  que el remate superior de los pozos estaba  realizado con piedra labrada y que sus profundidades van de algo más de diez metros en la zona alta de la colina y apenas cinco en la ladera inferior y finalmente que la distancia entre pozos era  de unos veinte metros. Actualmente la zona final de la mina que es la que estaba revestida  ha sido destruida por remodelaciones de terreno.

Estructura con cimentaciones romanas que recibía y almacenaba  las aguas de la mina en la parte baja del Puerto de Bencarrón.
Foto: José Millán.

      Durante el año 2015 y como actividad encuadrada en nuestro proyecto de exploración catalogación y estudio de las minas de agua en los Alcores dirijo una serie de salidas a la zona con objeto de intentar localizar esta mina. Cerca del cortijo de Bencarrón y hacia el puerto localizamos una tubería de polietileno parcialmente enterrada de la que mana un modesto pero constante  chorro de agua y que debe ser el rebosadero de la mina, pero no encontramos  ni una sola evidencia de los pozos. Una nueva prospección en la zona alta del puerto nos permite localizar un  pozo situado dentro de una finca de olivos que cuenta  con unas características y situación  esperanzadoras. El pozo estaba cubierto con un brocal moderno y cerrado con una plancha de acero y un candado, a partir de este descubrimiento inicio una serie de indagaciones para localizar y conocer al propietario de los terrenos y por tanto  del pozo.

Tubería de polietileno por la que  actualmente están encauzadas las aguas de la mina hacia el arroyo  en el Puerto de Bencarrón.
Foto: José Millán. 

               El propietario de los terrenos  es D. Diego Madroñal, vecino de Mairena y  con el que concerté una cita en la propia finca. Diego ya conocía  la mina de agua  que discurre bajo su finca y me comenta que hace algunos años, creo que con buen criterio, decidió  cerrar todos los pozos  con losas que luego cubrió de  tierra  con objeto de proteger la galería  inferior, dejando el pozo que nos ocupa equipado con un brocal, un cierre y una bomba para extraer agua con la que regar su olivar. Parece que afortunadamente la mina no se había  perdido así que le pido permiso para su exploración a lo que accede sin poner ningún problema, de hecho se ha mostrado muy interesado con nuestros trabajos de investigación y a colaborado en todo lo que ha podido.



Restos  de una gran villae,situada en la zona baja del Puerto y que sería la receptora de las aguas de la mina.
Foto: José Millán.

La primera exploración la realizamos en el mes de  Abril de 2015 descendemos el pozo ayudados por una escalera de hierro destinada al mantenimiento de una  bomba sumergible instalada en la base del mismo. Las coordenadas de esta lumbrera son: 254789,02. m. E. 4136972,81. m.N. 112 m.s.n.m. Lo primero que nos sorprende es el magnífico revestimiento de piedra de la  zona superior del pozo  que, como en otras minas, salva el estrato de material arcilloso que existe sobre la roca. Esta constituido  por grandes piedras  que han sido talladas y encajadas hábilmente, sin apreciarse ningún tipo de argamasa que las una, contrasta con otros rellenos observados en otras lumbreras de otras minas que por lo general están  realizados  con piedras irregulares y sin labrar. Una vez superada la zona revestida entramos en un pozo típico de mina, excavado a pico y  forma rectangular de aproximadamente 1,30 X0,90 m. la profundidad del pozo es de 11,6 metros hasta el lecho de la galería que esta casi completamente inundada, el pozo  cuenta con los característicos mechinales laterales para el apoyo de los pies.



Descendiendo por el único pozo abierto de la mina. Se puede apreciar el magnifico revestimiento de piedra labrada de la zona  superior que es similar al de resto de pozos estudiados.
Foto: José Millán.

De la base del pozo parten dos galerías con direcciones opuestas y decidimos explorar la que lleva dirección suroeste (hacia la Vega). La altura de la galería es de unos 2,5 metros pero esta inundada hasta casi el techo, quedando apenas unos veinte centímetros en algunas zonas. Podemos recorrer unos cuarenta metros nadando y realizando algunas fotos,  hasta un punto donde la galería se sifona porque el techo desciende , observamos los  característicos  lucernarios excavados a distancias regulares de entre 60 cm. y 1 metro. La morfología del techo sugiere que la galería esta excavada en gran parte  siguiendo un venero natural. Tras esta primera exploración decidimos esperar a finales de verano para volver, presumiendo con ello que los niveles de agua deberían estar más bajos, como parecían indicar las marcas existentes por debajo del nivel actual. Realizamos una nueva exploración a finales del  mes de septiembre y efectivamente encontramos el nivel de agua a casi un metro por debajo del que conocíamos por lo que pudimos completar la exploración y la topografía completa de la mina.

Detalle de la galería de 2,5 metros de altura y casi inundada.
Foto: José Millán.

Descripción de la mina:

 La mina esta formada por una galería de unos 260 metros de longitud, equipada con 10 pozos o lumbreras, las distancias entre lumbreras son muy similares. Nosotros hemos registrado las de la zona de la galería accesible a día de hoy, ya que existe un tramo final que esta taponado y del que sólo tenemos un croquis realizado en el año 1986 y  donde estas distancias no están medidas con precisión aunque sabemos que también rondaban los 20 metros. Las distancias correlativas desde la lumbrera más alejada a la salida en metros son: 18,54. 19,9. 19,74. 19,9. 20,5. 19,44. 19,8. Esto en cuanto a longitud exterior se refiere, las longitudes internas son similares salvo en tres casos en los que se producen quiebros de la galería. Las lumbreras son todas iguales, de sección rectangular y unas dimensiones aproximadas  de 1,30 m x0.90 metros, estando alineado el lado largo con la galería.
Imagen aérea del Puerto de Bencarrón donde se indica el trazado de la mina y la localización de las lumbreras.

Las profundidades de las lumbreras  están condicionadas a la pendiente del terreno ya que la galería de la mina, como suele ser habitual en los Alcores, mantiene un nivel prácticamente constante y va de  los 11,6 en las lumbreras superiores hasta apenas 5 metros en las inferiores, lo que corresponde exactamente a la pendiente del terreno que en la cumbre del puerto esta a 112 m.s.n.m. y en la parte baja a 106 m.s.n.m. La salida de las aguas se produce en la zona donde el nivel de la galería se iguala al terreno, es decir a unos 101 m.s.n.m. y es donde encontramos los restos de construcciones romanas referidos anteriormente, no obstante hay que señalar que en todo el puerto, incluida la zona más alta, están presentes innumerables vestigios, tanto de cerámicas como de restos constructivos: tegulas, ladrillo, etc.

Arriba aspecto general de la galería, donde se aprecia un pequeño quiebro que debe ser una corrección del rumbo de excavación. Justo al comienzo del mismo observamos en el detalle de la foto inferior un hueco u hornacina para la colocación de la vasija de aceite con la que recargar las lucernas y que era habitual al comienzo de una jornada de excavación. También observamos las marcas de los  susesivos niveles de agua de la mina.
Foto: Manuel Bernal.

La mina esta compuesta por una galería sin ramificaciones que recoge el agua de un solo manantial, que brota de la base de una lumbrera, las paredes presentan una fuerte erosión  que ha borrado en gran medida las huellas de herramientas si bien son parcialmente visibles en algunas zonas donde se aprecia el característico pico de hierro curvo y un sentido de excavación hacia el manantial. En muchos puntos es claramente visible un conducto natural preexistente, sobre todo en los techos, donde apreciamos algunas formaciones calcáreas de pequeña entidad. La galería ha sido equipada con lucernarios de un tamaño normal de entre 11 y 15 cm. de profundidad y que en algunos casos se encuentran a ambos lados de la galería y a distancias que varían desde los 60 cm. al metro. También hemos encontrado huecos u hornacinas más grandes destinados a la colocación de vasijas de aceite y a distancias regulares.

En las fotos se aprecia un sector de la galería muy erosionado por el agua pero con incipientes formaciones cálcareas. Todo el recorrido de la galería esta equipado con lucernarios a distancias de entre 60 cm. y 1 metro.
Fotos: Manuel Bernal.

En cuanto al trazado de la galería apreciamos como se han realizado pequeños quiebros entre lumbreras que parecen errores o modificaciones de rumbo para la conexión entre los pozos, siendo el más destacable un quiebro de galería entre  la 1º y 2º lumbrera en la zona inicial de la mina que puede ser, como en otros casos, para frenar la corriente de agua de la surgencia. La galería mantiene una altura considerable de unos 2,5 metros si bien esta va disminuyendo hacia la salida, siendo poco antes de la última lumbrera explorada de 1,80 metros y sabiendo por el croquis realizado en el año 1986 que en los últimos veinte metros de galería mantiene una altura de apenas 80 cm., estando este tramo completamente revestido por muros de mampostería y cubierta de piedras planas dispuestas a dos aguas.

Sector de la galería donde se aprecia el conducto natural preexistente y a favor del que se ha excavado la mina.
Foto: Manuel Bernal.

 Conclusiones:

 Estamos ante una mina algo atípica ya que recoge las aguas de un solo manantial, en contra de la mayoría de las exploradas hasta ahora que recogen las aguas de varios veneros  y por tanto cuentan con ramificaciones. Las técnicas constructivas concuerdan con las de otras minas romanas observando distancias similares entre lumbreras  y técnicas de iluminación similares consistentes en  la excavación de lucernarios y hornacinas para depositar tanto las pequeñas lucernas para iluminar el frente de excavación  como las vasijas de aceite con las que recargarlas.


Detalle de la galería donde se aprecia un trazado algo sinuoso que parece propio de una galería natural previa a la mina.
Foto: Manuel Bernal. 

Destaca la esmerada forma en que se han revestido las  zonas  superiores  de los pozos que no obstante son similares a las encontradas en otra mina situada en Carmona, concretamente  la de la finca de Trigueros y que tiene ciertas similitudes como un desarrollo total  de unos doscientos metros  y  que  se haya integramente  construida bajo un terreno en pendiente hacia la Vega. Por contra en esta mina sí existen varias ramificaciones que conectan pequeños veneros con la galería principal. En relación al cuidado revestimiento de los pozos cabe destacar la existencia  de un gran curso  de agua de carácter  estacional y que sigue de una manera precisa el trazado de la mina y que sugiere que la mina haya podido ser en algún momento también un recolector de aguas pluviales a trabes de sus lumbreras. Lo que podría justificar la esmerada labor de revestimiento de la zona superior de los pozos.

Detalle de una lumbrera, todas tienen sección rectangular de aproximadamente 1,30×0,90 metros y están equipadas con mechinales para el apoyo de los pies.
Foto: Manuel Bernal.

Una longitud cercana a los veinte metros entre puteis es un parámetro muy recurrente en la gran mayoría de minas romanas estudiadas en los Alcores y ya hemos realizado alguna interpretación de esta magnitud relacionándola con el passus romano que equivale a cinco pies y tiene un valor aproximado de 1,48 metros, en este caso las distancias podrían corresponder aproximadamente a unos 13 passus, unos 19,5 metros. 

Otro hallazgo curioso ha sido el de un pequeño símbolo grabado en la roca, al lado de un lucernario  y que  identificamos como una especie de  “X” modificada y  que podría representar el número 100 o quizás una “marca característica” de algún trabajador de la mina.
Detalle de un curioso grabado en la roca, situado junto a un lucernarío.
Foto: Manuel Bernal.
 Otro hecho interesante, constatado en esta mina y en otras estudiadas  es la utilización de “quiebros” intencionados en el trazado de la galería, En el caso concreto de la mina que nos ocupa y en el tramo  de galería que llega al manantial resulta que este no se ha excavado en línea recta entre las dos lumbreras, variando significativamente los rumbos y  provocando un quiebro de casi  90º en la zona intermedia y  cuya finalidad no parece otra que la de frenar la corriente de agua que brota del manantial. Ya hemos apreciado estas técnicas en minas como la de Alcaudete , en Carmona.
Otro hecho recurrente en muchas de las minas estudiadas es la excavación a favor de una galería natural preexistente lo que induce a pensar que la finalidad de estas minas era básicamente el acondicionamiento o modificación mediante galerías excavadas de manantiales naturales con objeto de darles  mayor capacidad de almacenamiento y volumen de agua al poner varios manantiales  en contacto  mediante galerías.

Zona final de la mina , justo antes del taponamiento y en la base de una lumbrera y donde la altura se reduce a apenas 1 metro.
Foto; Manuel Bernal.

 La mayor parte del trazado de la mina cuenta con una altura de unos  2,5 metros y esto  sugiere que se buscaba conseguir una importante altura de agua y por lo tanto capacidad de almacenamiento, si bien también puede deberse, sin excluir lo primero,  a la necesidad de ir  reexcavando  el lecho de la galería para igualar niveles con el venero de agua, ya que la excavación se realiza, según las marcas de picos,  hacia el manantial y no ha de ser casualidad que la altura aumente a medida que nos aproximamos al dicho manantial. Este hecho ocurre frecuentemente en muchas minas en los Alcores.  El tramo de galería final y emisivo de la mina (unos 40 metros) tiene una altura reducida y esta  revestido. El revestimiento debe haberse realizado  por la presencia de materiales blandos y arcillosos y , como en otros casos, esta ejecutado  con muro de mampostería elaborado con material de excavación  para las paredes y grandes  losas de piedra talladas en el techo. Cabe en este caso resaltar la disposición de las losas de cubierta a dos aguas que nos es habitual, de hecho es el único caso que hemos encontrado hasta ahora aquí en los Alcores. Por desgracia actualmente no podemos acceder a este sector de la mina para realizar un estudio más detallado.
 No hemos visto evidencias, como en otras minas ,de una excavación inversa (de abajo arriba) de las lumbreras, mas bien parece que han sido excavadas primero y conectadas después  por la presencia de los pequeños quiebros o errores en la excavación entre ellas.

Zona de la mina y donde se ha producido un taponamiento que impide explorarla en su totalidad, afortunadamente contamos con un croquis realizado en el año 1986 que refleja el sector taponado.
Foto. Manuel Bernal.

Finalmente consideramos que, como en otros casos, esta mina habría de ser protegida y puesta en valor como parte importante del gran patrimonio arqueológico que existe en los Alcores. Hay que destacar que las labores de cerrado de lumbreras realizadas por el dueño de los terrenos D. Diego Madroñal  ha permitido la conservación de la mayor parte de la galería que en otro caso podría haber sido destruida por taponamiento como así ha sucedido en la zona final.

Queremos agradecer muy especialmente la colaboración del propietario de los terrenos D. Diego Madroñal que como ya hemos referido ha colaborado de una manera activa para la realización de este trabajo. 

Fuentes consultadas:
«Bases del patrimonio inmueble de Andalucía». Instituto Andaluz del patrimonio histórico. Consejería de cultura. Junta de Andalucía.
AMORES CARREDANO, Fernando. Carta arqueológica de Los Alcores: Sevilla. Diputación Provincial, 1982. 84-500-8180-7.                                                                                              
PONSICH, Michel. Implantation rurale antique sur le Bas-Guadalquivir. V. I. 1974, 256.






 

Exploraciones en el Castillo de Luna en Mairena del Alcor

Tras el acuerdo llegado con el Ayuntamiento de Mairena del Alcor y siguiendo con nuestro proyecto de exploración de minas de agua en los Alcores Sevillanos hemos realizado una prospección de los pozos y posibles galerías que existen en el interior y alrededores del Castillo.

Existen multitud de dichos y leyendas en relación a  la existencia de conductos y pasadizos que desde el Castillo recorrían la población, cosa que dicho sea de paso  suele ser normal en todas las localidades  donde existe un castillo. Algunos aseguran que en tiempos se podía recorrer una galería de grandes dimensiones que servía de vía de escape a los moros y que llegaba hasta las afueras del pueblo, donde hoy día se encuentra el pabellón cubierto. También se escucha que desde el castillo partían conducciones de agua subterráneas hacia las fuentes de Alconchel y Gorda, e indirectamente a los molinos hidráulicos, cuyos restos aún perduran. ¿Qué hay en todo esto de verdad y cuanto es sólo leyenda?.

 

Patio de armas del Castillo de Luna. Fotos: Manuel Bernal.

     Dejando las leyendas a un lado y centrándonos en los hechos  el castillo parece ser  de origen mudejar, reutilizado y reconstruido  en la Edad Media, casi todo la construcción  original  que aún queda , cuatro torreones  y parte de la muralla que lo cerraba, son de esta época. El castillo esta enclavado en un lugar inmejorable, estratégicamente elevado y  dominando la Vega y la población, quedó en desuso y total avandono ya en el  siglo XVII ,cuando es saqueado y destruida parte de su estructura y torres defensivas. Cuando fué restaurado por el arqueólogo inglés  Gorge Bonsor eran sólo unas ruinas.

Es presumible que antes del castillo ya existiese algún tipo de estructura o asentamiento de origen romano ya que Gorge Bonsor, que  después de adquirirlo en 1902  lo  restauró y convirtió en su residencia ya encontró restos de una necrópolis romana que con toda seguridad habría de estar asociada a los importantes asentamientos que existieron en la zona. A parte de estos restos romanos han sido localizados varios silos en la zona de las canteras y fuera de las murallas  que parecen tener un origen muy anterior a la época medieval. En la actualidad se han venido llevando a cabo diferentes actuaciones tanto de consolidación-restauración como arqueológicas que han puesto en valor esta valiosa edificación.

Detalle de las murallas esteriores del foso y las canteras donde se han realizado actuaciones arqueológicas y donde han aprecido dos posibles silos. Fotos: Manuel Bernal.

 Las murallas del  castillo estan rodeadas por un foso defensivo  excavado en la calcarenita y  sobre el que las labores arqueológicas de los últimos tiempos han dejado al descubierto unas importantes canteras de origen incierto, aunque se presupone que hubieron de ser de  las que se extrajeron los sillares con los que se levantó la fortaleza  mudéjar, sin descartar que pudieran tener un primer origen romano, como tantas canteras situadas sobre el alcor.

Tanto las labores arqueológicas que ya realizó Bonsor hace más de cien años  como las actuales no han evidenciado la existencia de ningún pasadizo túnel o galería que corrobore las ya mencionadas leyendas, no obstante queríamos probar suerte y descartar que algunas de las minas de agua que seguro existen en el subsuelo de Mairena pudiera tener un acceso desde el Castillo.
Concertada una visita con la arqueóloga municipal Dña. Ana Gomez, que gestiona todo lo relacionado con el castillo nos dispusimos a explorar todo lo que fuera posible y que pudiera conducirnos a algún túnel subterráneo. Ana nos indicó cuales eran los tres únicos pozos dentro del recinto   que eran susceptibles de explorar y  nos pusimos manos a la obra.

Descendiendo al pozo del patio de armas.
En el antiguo patio de armas del castillo , existen dos pozos, uno esta en la zona central es muy profundo y se trata del principal abastecimiento de agua de la fortaleza por lo que debe ser el original desde tiempos mudéjares. Se sabe que Bonsor lo limpió y acondicionó cuando restauró el castillo y actualmente sigue teniendo un importante nivel de  agua. ¿Podría ser el acceso a una mina ? La única manera de saberlo era descender y comprobarlo.
La prospección del pozo sólo nos confirma que se trata de un pozo normal de  agua excavado en la calcarenita, de unos venticinco metros de profundidad  y que atraviesa todo el paquete calizo hasta contactar con un nivel freático. Desde la superficie de las aguas que están muy claras podemos apreciar al menos unos cinco metros de profundidad, no se aprecia ninguna galería lateral. El pozo tiene un pretil cuadrado hecho con ladrillos, su sección en principio  es redonda de unos dos metros de diámetro aunque a medida que descendemos parece tornarse rectangular y reduce su tamaño, se aprecian excavaciones en las paredes para el apoyo de los pies o de costeros, ha sido equipado con una escalera de hierro que se encuentra en mal estado y diferentes estructuras recientes  para la colocación de bombas eléctricas.

Zona inferior del pozo del patio de armas justo encima del agua. Foto: Manuel Bernal

 El segundo pozo y más interesante  se localiza a pocos metros de este, en el interior de un seto del jardín, es cuadrado, de un metro de lado aproximadamente y da acceso a un gran silo escavado a pico en la roca. La profundidad del silo es de  unos siete metros y tiene un diámetro de al menos diez metros en su radio más ancho. Es un silo típico en su morfología acampanada muy común en los Alcores y que estan atestiguados desde época Calcolítica (5.000 años) , el fondo esta completamente relleno de sedimentos y restos cerámicos  que han sido parcialmente excavados (según parece fue Bonsor el responsable de esta excavación). La excavación esta realizada sobre aproximadamente la mitad del fondo del silo quedando un escalón de más de um metro entre los dos niveles, original y excavado. Encontramos sobresaliendo del suelo un par de «bolaños» de piedra utilizados como proyectiles de las catapultas y de los que han aparecido muchas unidades en las obras de remodelación del castillo.
En la pared acampanada existen dos pequeñas  hornacinas excavadas a diferentes alturas que podrían haber sido utilizadas para la colocación de lámparas y diferentes grafitis y señales. Cabe la posibilidad que hubiera sido utilizado en algún momento como mazmorra. Los restos que se aprecian en el relleno son de diferentes épocas, desde cerámicas muy recientes hasta otros restos de tipología islámica, incluyendo restos óseos de animales. Pero ni rastro de ningún túnel o pasadizo. A patición de Ana extraemos muestras del sedimento para su analisis y así poder determinar su uso como silo. Las paredes del silo practicamente  no presentan huellas de las herramientas utilizadas para su excavación y debe ser por puro desgaste. El pozo de acceso esta elaborada con sillares y ladrillos y presenta una especie de conducción cuadrada , como si en algún momento se hubiera utilizado tambien como aljibe. El hecho de que Bonzor lo excavara demuestra su interés ya que debe de ser una estructura muy primitiva, quizá pensó que podría ser anterior al castillo y podría albergar restos de los primeros asentamientos de la zona. Sobre las paredes se aprecian algunas inscripciones, la más curiosa esta situada sobre una de las hornacinas y en ella se distingen las letras «V» y «A» sepradas por unos pequeños circulos, otra son unas lineas verticales cruzadas por otra horizontal.

Accediendo al interior del silo
 

Imágenes del interior del silo. Foto: Manuel Bernal

El último de los pozos a investigar  esta fuera de  las murallas del castillo, junto al olivar que lo rodea. Su posición, en línea con los conductos subterráneos que deberian  llevan agua desde la fuente de Alconchel a los molinos nos pareció sumamente interesante. Según nos comentaron este pozo había sido durante años uno de los principales suministros de agua del olivar . El pozo se encontraba cerrado con una arqueta cuadrada de ladrillo y cemento y  chapa soldada , fue necesario cortar todas las cerraduras con una rotaflex y culminar el trabajo a cincel y machota.. El pozo resultó ser  de sección cuadrada de algo más de un metro  y con no  más de siete metros de profundidad, el fondo esta completamente seco y colmatado de arena, si alguna vez hubo aquí una mina esta completamente tapada. En el pozo quedan restos de tuberías y maquinarias para extraer agua, así como de una escalera de hierro.

Grafitis hayados en el interior del silo. Foto manuel Bernal.

Las conclusiones de esta exploración son obvias y es que ha día de hoy no existe ningún conducto o mina que tenga acceso desde el castillo y esto no quiere decir que no lo hubiera en algún momento claro está, aunque pensamos que es poco probable.
Parece seguro que el abastecimiento de agua en el interior del castillo estaba asegurado por el pozo principal por lo que no tiene sentido la existencia de galerías que llevaran agua al mismo.  En cuanto a lo del túnel de escape hasta las afueras del pueblo  pues es una leyenda muy recurrente pero que rarísima vez tiene algo de veracidad.

Abriendo y descendiendo al pozo del olivar.

Nuestra proxima actividad se va a centrar en intentar localizar e investigar la conocida como “mina de agua de Fuente Gorda” que según se dice lleva el agua de un paraje conocido como Huerta coquilla  hasta la fuente. Esta fuente es sin duda el principal manantial de Mairena y que cuenta durante todo el año con un elevado caudal.

Queremos agradecer a Dña. Ana Gómez  la ayuda prestada para esta exploración  que nos ha a asesorado e indicado los lugares a explorar y al concejal D. Juan Galocha que nos ha facilitado el acceso a los pozo s que estaban tapados. Durante la exploración fuimos entrevistados por la televisión local «Canal 12», a la que tambien agradecemos su interés por el tema, tanto por ets entrevista como por la realizada en su estudio unos días más tarde.
Incluyo un video con algunas imágenes de la exploración.

Los conductos subterráneos de la Fuente de Alconchel en Mairena del Alcor..




La AAES (Asociación Andaluza de Exploración Subterránea) ha llegado a un acuerdo con el Ayuntamiento de Mairena del Alcor para la exploración de las antiguas  minas y canalizaciones de agua existentes bajo el casco urbano. Uno de los enclaves hídricos  más interesantes es la conocida como  “Fuente de Alconchel” que es  una de las fuentes  de abastecimiento históricamente más importantes de la población, tanto  por su posición estratégica en un sitio de paso desde la  Vega como por la abundancia y calidad de sus aguas. Sabemos que en este enclave existen varios conductos subterráneos en parte revestidos y en parte excavados en la roca que constituyen una interesante y poco conocida infraestructura  tanto de captación como de distribución de agua.  Este caudaloso manantial no sólo alimentó  la fuente, también proporcionó su caudal a los antiguos lavaderos públicos y a un aljibe del que se abastecía parte de la población. También sabemos  que  sus aguas eran  conducidas mediante galerías subterráneas a los antiguos molinos hidráulicos existentes en la Vega de Mairena.  El estudio de las conducciones de Alconchel se encuadra en el proyecto general de “Exploración y catalogación de las minas de agua en los Alcores Sevillanos” que la AAES viene llevando a cabo desde hace más de un año.



La Fuente de Alconchel.

Los orígenes de la Fuente de Alconchel  son ha día de hoy inciertos, si bien  la fuente que ha perdurado hasta  nuestros días parece  datar  del siglo XVII, siendo contemporánea a los restos de los molinos hidráulicos de la Vega.   El manantial que la abastece puede que  fuera utilizado ya en época romana ya que está  situado en las proximidades de los restos de un gran núcleo urbano de esta época enclavado  en el olivar de «Las Peñuelas» y parece probable su relación ya que es el punto de agua más importante de la zona. Los estudios realizados de la fuente y su entorno y las reformas acometidas recientemente por parte del Ayuntamiento pusieron en evidencia, a parte de unos antiguos lavaderos públicos que habían desaparecido por la construcción de un colegio y  que pudieron ser en parte  recuperados y puestos en valor, una serie de canalizaciones subterráneas que desde el manantial distribuían agua a la fuente  y a los molinos hidráulicos («Molinos de Campo»). Molinos que  también eran en su día alimentados por las aguas de la «Fuente Gorda», otro de los manantiales más importantes de la población.

Antiguos lavaderos públicos abastecidos por el agua de la fuente

 La fuente esta formada por un cuerpo de piedra caliza que genera  un pilar de unos cuatro metros de largo  alimentado por siete caños metálicos de color dorado. A la fuente esta asociado un gran abrevadero de casi treinta metros de longitud que evidencia la importancia estratégica que tuvo antaño el   lugar como sitio de paso.

detalle de la fuente, elaborada con piedra caliza

La fuente y su entorno han sufrido muchas remodelaciones y reformas a lo largo de la historia. Una de las más importantes de la que hay constancia se produjo en el año 1.890, sin que se sepa con precisión todo su alcance. En los años 40 se acometieron una serie de obras en la zona  cuyo objetivo  principal fue la construcción de un aljibe subterráneo abastecido por el manantial y  coronado por una caseta donde se colocaron las bombas eléctricas que suministraban agua a las calles Real y Ancha. De esta época debe de ser la caseta que cubre el manantial y toda la estructura de obra que esta adosada a la fuente así como la plaza y paseo que caracteriza a este lugar.

pozo de registro situado tras la fuente y que da acceso al conducto estudiado.
El manantial que suministra agua a la fuente y punto de máximo interés para nosotros esta situado a unos treinta metros al Este de la misma, se encuentra protegido por una caseta hecha de obra ,cerrada con una puerta metálica y edificada sobre una cavidad excavada en la roca de cuyo fondo brota el manantial, el desnivel existente de unos dos metros esta salvado  por una escalera también de obra. El acceso original al manantial era un pozo situado en la vertical del mismo y que ha día de hoy esta completamente tapado. En el mismo manantial se ha construido una represa de ladrillo para canalizar el agua.

El manantial de Alconchel, excavado en la roca y protegido por una estructura de obra a la que se accede por una escalera

Los conductos que hemos podido estudiar y que seguidamente describiremos  son tres, aunque sabemos que posiblemente existen otros conductos   a los que a día de hoy no hay ningún acceso.  Tenemos algunas fotos cedidas por Dña. Ana Gomez, arqueóloga municipal , de un pozo que en su día estaba en la zona de entrada a la plaza de la fuente y que en principio parece no tener que ver con los otros conductos estudiados  ya que  parece tener una profundidad mayor . Es un pozo típico de  sección rectangular, con huecos laterales para apoyo  y rematado por la parte superior con una bóveda de ladrillo y que podría ser la lumbrera de una mina. En las fotos  (hechas desde la coronación del pozo) se aprecia que en el fondo hay agua. Dicho pozo fue tapado y no hemos encontrado ningún otro acceso o registro  en la zona de la fuente.

imagen de un pozo situado en la zona de la fuente y que actualmente esta tapado.
foto cedida por Ana Gomez 

El manantial:

Sin duda era para nosotros el más prometedor ya que es aquí donde podría estar la autentica “mina de agua”. El agua brota de una cavidad de unos dos metros de ancho por medio metro de profundidad, el fondo esta muy colmatado por sedimentos y escombros por lo que su profundidad original debería  ser mucho mayor. Bajo el agua se aprecia el arranque de una galería de unos treinta centímetros de altura por medio metro de anchura, demasiado estrecha para forzarla buceando aunque cabía la posibilidad de extraer el sedimento del fondo para ampliar el paso.  Para intentar  la exploración de este conducto necesitabamos averiguar dos cuestiones : la primera si era un conducto completamente inundado o sólo un pequeño sifón que pudiera dar paso  a un conducto en parte aéreo y lo segundo si se trataba de un conducto natural o una galería artificial. La mejor opción para saber todo esto no era otra que la de introducir una cámara. La grabación ha revelado lo que parece un estrecho conducto de origen natural completamente inundado y que no tiene un tamaño que permita su exploración, además  el fondo es de limo. Por lo tanto parece  descartada la posibilidad de una mina de agua en este punto. No obstante queremos hacer una exploración exterior siguiendo el trazado de esta galería, que discurre por una finca privada  por si pudiera haber algún pozo que también pinchase con este venero, cosa posible  ya que sabemos que dentro de esta  finca hay captaciones de agua.

detalle del manantial de Alconchel.

Las galerías de conducción:

Desde la misma represa del manantial parte  una tubería cerámica que conduce el agua a una pequeña galería revestida que debió de ser construida desde arriba, mediante una zanja, esta ejecutada completamente con ladrillo y tiene unas dimensiones aproximadas de 88 cm. de alto por 64 de ancho. Las paredes están enlucidas con mortero y  rematadas por una bóveda de cañón de ladrillo tocho sin revestir  de 29,7X15, 3X0, 7 cm. unido con argamasa. El  suelo está ejecutado con ladrillos de 14X29X0, 5 cm. formando un cajón donde se ha  instalado una tubería cerámica  a la que se han prácticado una serie de pequeños registros   y  que esta rota por la parte superior en algunos tramos. Al poco de comenzar el túnel hay una bifurcación a la derecha que ha sido completamente tapada y que parece que ha sido reaprovechada para dirigir por ella  una tubería que parece más moderna y que es la que  hoy suministra agua a la fuente quedando el resto de la galería a partir de aquí completamente seca. En la misma entrada a esta galería y en un registro localizamos una antigua tubería de hierro que  cuenta con una llave de paso y que debe  ser la que suministra agua al aljibe, que como ya hemos comentado es de los años 40. Existe  otra bifurcación unos metros más adelante y  a la izquierda también tapada. Se observa que la estructura tuvo en su tiempo varios pozos de registro que se taparon y restos de acanaladuras para compuertas  que se abrían o cerraban.



galería revestida de conducción del manantial a la fuente.

Esta primera galería tiene una longitud total de 27.7 y una dirección en principio de 220º grados pero a los cinco metros gira a los 245º grados dirigiéndose a la fuente y   estando al final completamente taponada por escombros. Es sin duda la conducción original que transportaba el agua a la fuente. Cómo ya hemos referido el agua ya no circula por este conducto y lo hace  por una tubería más moderna paralela a esta conducción y no visible  que debió instalarse en las últimas reformas de la zona.

Detrás de la fuente se sitúa un pequeño pozo de registro  de unos dos metros de profundidad que conecta con el tramo de la antigua galería que suministraba  el agua a la fuente. Esta galería es igual a la precedente y según la topografía  es la misma, tiene apenas unos seis metros de longitud y una dirección de 115º grados hasta un taponamiento por escombros, que debe ser el otro lado del tapón anterior. El agua viene de una tubería más moderna que debe ser la salida de la que localizamos en el otro sector del conducto desde el manantial.

dos imágenes del tramo de galería al que se accede por el pozo de registro situado detrás de la fuente.

Existe un tercer conducto igual a estos de cuya existencia sólo  sabemos por referencias y que parece ser  el que transportaba el agua a los molinos.  Estaría situado al oeste de la fuente, y suponemos que debería recoger el agua sobrante de esta.

En cuanto a la datación de estos conductos en principio las dimensiones de los ladrillos tochos de la bóveda nos hizo albergar esperanzas de  un posible origen romano de la bóveda  y que pudiera tratarse de un conducto restaurado o modificado posteriormente, pero un estudio más detallado del mortero que los une que  presenta claramente yeso en su composición y la forma de ejecución del arco que tipológicamente es totalmente similar a otros conductos estudiados en Cádiz de los SXVI-XVII nos hace descartar esta hipótesis. Por lo tanto estos conductos deben ser de la misma época que la fuente que existe actualmente y no anteriores.

No se puede por lo tanto probar con los datos que tenemos  un origen romano o anterior  de este manantial  pero, como ya hemos comentado  parece probable que así pudiera haber sido. Si existieron otras infraestructuras hidráulicas  anteriores a las que hoy día existen han desaparecido por completo o aún no las hemos encontrado, presuponemos que los conductos que transportaban el agua a los  molinos y que no son accesibles deben ser similares a los que hemos estudiado.
Adjunto un enlace a un video grabado en los conductos estudiados.

Fuentes consultadas:
«El agua en Mairena, un patrimonio emeregente»
Ana Gómez Díaz/ José Manuel Jiménez Jiménez/ Ruben Mellado Troncoso.
Ayuntamiento de Mairena del Alcor.
https://www.academia.edu/3018129/El_agua_en_Mairena_del_Alcor._Un_patrimonio_emergente