Durante el pasado mes de agosto se han retomado las exploraciones de esta importante surgencia, situada en la Sierra de las Nieves, con el objetivo de intentar continuar la exploración del sifón terminal S-2 ; donde tras varias campañas realizadas en años anteriores se habían podido explorar unos 250 metros de galería sumergida con una profundidad máxima de -46 metros. Se trata de una exploración costosa por la necesidad de portear todo el material de buceo, que en este caso y por las características del sifón es bastante , desde la zona donde se dejan los coches , situada junto a la surgencia de Río verde hasta la boca de la cavidad, situada a casi un kilómetro y remontando el barranco . Desde la entrada de la cavidad hay que volver a portear todo el equipo unos quinientos metros hasta el 1º sifón , salvando algunos pozos y un largo pasamos sobre un lago. Finalmente hay que transportar el equipo a través del S-1 y salvar unos cien metros de galería ascendente hasta el sifón terminal.
En una primera fase se inspecciona y reinstala la cavidad ; colocando nuevos anclajes y cuerdas en la zona del pasamanos y mejorando con ello la seguridad y comodidad de este paso ya que los anclajes se encontraban dañados tras varios años de exploraciones. Así mismo se cambian cuerdas en mal estado en varias de las verticales . En una segunda fase se portea algo de equipo de buceo superando el primer sifón S-1 y realizando una primera inmersión de reconocimiento en el sifón terminal S-2 utilizando pequeños biberones de tres litros. Queríamos comprobar el estado del sifón y de los hilos guía tras los cuatro años que habían trascurrido desde la última punta. Se avanzan unos cincuenta metros hasta una profundidad de -31 y como nos temíamos los hilos aprecian rotos por la fuerza de las crecidas, gran parte de los mismos se encontraban sueltos y peligrosamente enredados por las paredes del sifón, por lo que era absolutamente necesario realizar una limpieza y reinstalación antes de abordar una nueva punta.
A mitad del mes de agosto se deja todo el equipo preparado a pie de sifón que en esta ocasión sería para un sólo buceador . Como en otras ocasiones el equipo de espeleobuceadores lo íbamos a formar en un pricncipio José Luis Rubio y yo (José Millán) pero Rubio no puede participar porque se lesiona la muñeca unos días antes de programarse la actividad y con parte del equipo ya en el sifón. Equipo que en esta ocasión sería algo distinto al de inmersiones anteriores ya que incluiría un rebreather pasivo con el que se puede multiplicar el gas de las botellas unas seis veces. Personalmente llevo ya cinco años utilizando esta máquina en sifones de gran desarrollo como la surgencia de Zarzalones y me ha dado muy buenos resultados. Realmente no ahorramos el número de botellas ya que es necesario llevar gas redudante por la posibilidad de un fallo en la máquina pero la posibilidad de multiplicar el gas nos permite hacer inmersiones más largas y profundas que con un circuito abierto.
El buceo en solitario es algo más arriesgado por la imposibilidad de que nadie te ayude ante un eventual problema pero el equipo ya estaba en la cavidad y no era sensato sacarlo sin realizar una inmersión.
La inmersión empieza sin incidencias y voy retirando los hilos enredados hasta la zona profunda del sifón que es la base de un pozo a -46 metros de profundidad. Para la zona profunda llevo un gas ternario «Triox» compuesto de 25% de helio, 25% de oxigeno y 50% de nitrógeno que me permite eludir la narcosis que provoca el aire en profundidad. También llevo gases descompresivos como el «EAN 50»,( 50% de oxigeno y 50% de Nitrógeno)y oxigeno puro para respirarlo en la última fase de la descompresión a -6 metros. Pero llegado a la zona profunda comienzo a detectar fallos en la inyección del gas en el rebreather que hacen que la respiración a través de la máquina sea muy costosa y me veo obligado a pasar a circuito abierto, es decir, prescindir del rebreather. Tras varias pruebas y chequeos descubro que el fallo del rebreather sólo se produce por debajo de los 30 metros de profundidad, funcionando bien por encima de esta cota, así que me limito a llegar a la punta que teníamos sin seguir instalando hilo, ya que a partir de aquí lo que hay es un pozo descendente que supera los -45 metros. Aprovecho no obstante para reinstalar toda la zona explorada y retirar todos los hilos rotos y sueltos. También realizo una toma de distancias y rumbos para elaborar una topografía ya que lo que tenemos del sifón es sólo un croquis. Una inmersión que dura unos noventa minutos, incluyendo paradas descompresivas.
No se ha podido hacer punta pero el sifón ha quedado convenientemente reinstalado para seguir la exploración en próximas inmersiones por lo que no había sido una inmersión perdida a pesar del fallo de la máquina. Fallo que como podría comprobar posteriormente no fue del rebreather sino del regulador que lo alimentaba.
Por otro lado se realizó una revisión de los niveles freáticos de la cavidad que son galerías estrechas y que se desarrollan unos diez metros por debajo de las galerías principales, si bien actualmente toda el agua circula por las mismas acaban por hacerse impenetrables en varios pequeños sifones.
Concluida la inmersión se extrae parte del equipo y el resto queda en la cavidad , siendo luego extraído por miembros del grupo Mainake.
Como en otros años, agradecemos de una manera especial la colaboración de los siguientes compañeros pertenecientes a los grupos : Mainake, JESUB, Karst, y GEAG:
Antonio Moreno, Ricardo Tamayo, Miki Bernal, Manolo Bernal, David Canto, Marcos Alexis, Lázaro Moreno, José Núñez, Francisco Peña, José Antonio Cortés. Daniel Tiramedel.