Imagen del Puero de Brenes desde el pozo de entrada de la mina. Foto: José Millán. |
Situación y contexto arqueológico:
Plano del Puerto de Brenes con la Fábrica de Anís donde se puede ver la atarjea que abastecía el molino hidráulico. Foto:José Millán. |
Sala de rodeznos del Molino de la Fábrica de Anís, donde se identifican las cimentaciones romanas. Foto:José Millán |
El agua que alimenta al molino de la Fábrica de Anís llega por una atarjea elevada que capta las aguas de la mina a trabes de una acequia enterrada. Dicha acequia es un conducto elaborado con muro de ladrillo y cubierta de piedras planas. Tiene una sección de unos cincuenta centímetros de alto por apenas cuarenta de ancho. Junto a este conducto hemos descubierto una arqueta parcialmente enterrada y que según parece era una derivación ya anulada de las aguas hacia unas fincas cercanas. La atarjea esta realizada combinando mampostería e hiladas de ladrillo con terminaciones de enlucido de cal, técnica habitual en todos los molinos harineros construidos a finales del S.XVII en los Alcores. Todo el edificio que abarca tanto las dependencias del molino como la casa del molinero esta hecho de ladrillo, si bien también existen muros de mampuesto en las zonas inferiores. El edificio ha sufrido algunas restauraciones recientes para darle su funcionalidad de fábrica de licores, usándose parte del caudal de agua de la atarjea para el enfriamiento de los alambiques, si bien una gran parte del mismo sigue ejerciendo su primitiva función de alimentar el cubo que desemboca en la sala de rodeznos. La atarjea , al igual que las fachadas del molino, presenta señales de diferentes restauraciones más antiguas, como la que hemos podido registrar por una inscripción hecha a carboncillo sobre el mortero de cal interior del canal de la atarjea y que reza “se arreglo el 1926”. No hemos encontrado referencias históricas concretas sobre la fecha de construcción de este molino, sólo en lo referente a su transformación en destilería. Existe la creencia de que fue un molino árabe pero nosotros no hemos encontrado ni referencia escrita ni prueba física que lo demuestre.
Interior de la acequia que lleva el agua hasta la atarjea que alimentaba el molino de la fábrica de anís. Foto: José Millán |
Grafiti hecho a carboncillo de una restauración de la atarjea realizada en 1926. Foto:José Millán. |
A apenas cien metros del Molino de la Fábrica de Anís y en dirección a la Vega encontramos los restos de otro molino similar pero totalmente destruido por el abandono y el hundimiento de los terrenos arcillosos sobre los que está edificado. Este molino utilizaba el mismo caudal de agua que era derivado por atarjeas de molino en molino, manteniendo la altura hasta el cubo. Este sistema de molinos consecutivos suele ser habitual en los Alcores. En la catalogación arqueológica que hemos consultado reza, al igual que la fábrica como un edificio de “época preindustrial”.
Para encontrar las primeras referencias arqueológicas de este Puerto de Brenes hemos de remitirnos, como en muchos otros casos, a finales del siglo XIX , tiempos en que el afamado arqueólogo Bonsor, miembro de la conocida por entonces “Sociedad Arqueológica de Carmona” realiza diferentes prospecciones arqueológicas en la zona que se centran como era habitual en las necrópolis, excavándose diferentes túmulos prerromanos en los puntos más elevados del Puerto y reconociéndose a este enclave como un asentamiento romano de cierta importancia en base a los innumerables restos de edificios presentes sobre el terreno. La referencia más interesante en relación a nuestra mina que hemos encontrado son los estudios realizados muchos años más tarde por el profesor Collantes de Terán. Transcribo un interesante párrafo extraído de la “Base de datos del patrimonio inmueble de Andalucía” refiriéndose al Puerto de Brenes y que resume estos trabajos arqueológicos.
Según Collantes, «vemos el camino jalonado a la derecha e izquierda por numerosas basas de columnas de buen tamaño y otros elementos constructivos trabajados en la piedra del país, que formaron parte de unas termas romanas que existieron en aquel lugar, según se deduce de los escasos restos conservados, de los que pudimos explorar, aunque muy superficialmente, algunos a manera de baños o pilones de mampostería con el característico enlucido de cal y pequeños fragmentos de cerámica y grava menuda. Uno de estos pilones está pavimentado con ladrillos romboidales. También observamos un conducto formado por dos hileras de sillares, cubiertos por losas. Todavía recuerdan algunos carmonenses haber visto las basas a que antes nos referíamos ordenadamente dispuestas en sus primitivos emplazamientos, formando un atrio o patio porticado, y en el corte del alcor, que forma el puerto, existió hasta hace poco, no muchos años, un conducto tallado en la roca calcárea que era practicable en un largo trecho”
Intentamos acceder a la mina por la estrecha acequia que alimenta la atarjea pero la invasión de parte de la galería por grandes raíces y el mal estado de algunas losas de la cubierta nos hicieron desistir, no obstante pudimos comprobar, tras avanzar unos metros que era un conducto de una gran longitud. Seguidamente exploramos la zona inferior del molino donde se encontraban en su día los rodeznos, examinando todas las estructuras de origen romano que están en parte sumergidas, realizando algunas fotos y una grabación. El siguiente paso fue el reconocimiento de dos pozos o lumbreras situadas sobre la colina que preside el Puerto a una distancia de unos cien metros una de otra y que seguro debían ser registros de acceso a las galerías. Para ello tuvimos que levantar las dos grandes losas de hormigón con las que se habían cubierto en épocas recientes. La primera de ellas y más próxima a la fábrica era un pozo típico de mina de sección rectangular y de unos 15 metros de profundidad. La zona superior estaba rematada con un arco de ladrillos sobre muros del mismo material, la tipología de los ladrillos podría ser romana aunque no los llegamos a medir. La estructura se encontraba en muy mal estado estando el muro parcialmente desprendido, las paredes del pozo se habían derrumbado en gran parte y algunas zonas aparecían en un estado muy precario y descompuesto, los escombros habían tapado casi por completo la galería inferior. En tales condiciones no nos atrevimos a bajar pero introducimos una cámara de video con la que pudimos grabar el agua circulando por un pequeño hueco existente debajo del derrumbe.
Cabecera de uno de los pozos de acceso a la mina rematada con un muro de ladrillo y bóveda parcialmente derrumbada.Foto:José Millán. |
El otro pozo tenía unas características similares pero no era tan profundo, tan sólo unos siete metros, las paredes no estaban en tan mal estado pero la cabecera en este caso estaba compuesta, como suele ser lo habitual, por piedras encajadas que se encontraban sueltas y en una estabilidad precaria, por lo que desistimos de descender. Cuando introducimos la cámara pudimos comprobar la existencia de una galería de mina por la que circulaba un exiguo hilo de agua. Con esto concluimos la primera fase de la exploración, quedando pendiente volver e intentar afianzar la cabecera de este pozo para descender a la galería con seguridad.
Accediendo al pozo revestido con ladrillos. Foto: Miguelangel Bernal. |
Detalle del revestimiento superior de ladrillo. Foto Manuel Bernal. |
El muro de ladrillo esta formado por piezas colocadas en una sólo hilada con unas dimensiones que va de 28,9 a 30 cm. de largo y un ancho que va de 21,3 a 22 cm. para un grosor bastante constante de unos 6 cm. El aparejo es mixto alternando hiladas de ladrillos a soga y a tizón, se han utilizado ladrillos rotos o cortados en algunos puntos No se aprecia ningún tipo de argamasa que los una y los muros tienen una profundidad de unos tres metros y unas dimensiones en la base de 1,20 m. por 80 cm. y en la coronación de 1 m. por 50 cm. La tipología de estos ladrillos es claramente romana y totalmente similar a los encontrados en otras minas como la de Alcaudete o Alcalá. Tanto en el muro de ladrillo como en el resto del pozo excavado en la roca existen mechinales dispuestos a ambos lados para introducir los pies o costeros, algunos de los ladrillos de base del muro se habían quedado casi totalmente “volados” y sin sustento por la degradación de la roca, no obstante este hecho no parecía hacer peligrar la estabilidad de la estructura. Se trata sin duda de un pozo muy peculiar y que debía de tener una funcionalidad distinta a la de un “putei” convencional. La primera circunstancia extraña es que se encuentra a apenas tres metros de otro pozo que tiene un remate superior normal de putei, a base de piedras encajadas. Los revestimientos superiores de los pozos son normales en todas las minas de agua en los Alcores ya que suele existir un estrato de arcillas rojas de un grosor variable sobre la roca calcarenítica que es salvado utilizando piedras de la propia excavación y normalmente sólo encajadas entre sí sin ningún tipo de argamasa. Lo llamativo en este caso es la utilización del ladrillo con idea de dar una mayor solidez a la estructura. Otro aspecto curioso es su forma cónica, siendo la base mayor que la coronación.
Detalle del ladrillo de tipología romana con que estan hechos los muros superiores del pozo , sus medidas son 29X21,5X0,6 cm. Foto:José Millán |
Parece claro que este pozo tenía una funcionalidad especial, quizás estos muros sirvieran de base a una construcción superior ya desaparecida, ya que en las inmediaciones encontramos restos de lo que parecen muros o cimentaciones hechas con toscos sillares de piedra. Las coordenadas de este pozo y que para nosotros será el punto de referencia y origen de la topografía son: 265123,4 X, 4149272,4 Y, 240 m.s.n.m, USO 30. El pozo esta situado en una zona elevada a unos veinte metros a la derecha de la pista que baja desde la rotonda conocida como “Rotonda de los Caballos” en la carretera A-398 Viso-Carmona a la Fábrica de Anís y al Cortijo de la Bóveda. El pozo da acceso a dos galerías situadas a diferentes niveles; Cuando descendemos encontramos una galería colgada situada a 6,4 metros de profundidad y con una dirección de 295º por la que cae un hilo de agua, si seguimos descendiendo alcanzamos la galería inferior situada a 10,8 metros de profundidad y por la que circula actualmente toda el agua de la mina. En las paredes del pozo se aprecian huellas de desgaste en la roca producidas por los intensos caudales de agua que se han precipitado desde la galería superior a la inferior. La pared inferior esta cubierta por gruesas formaciones generadas por chorreo y que evidencian una gran antigüedad. En la ventana que comunica la galería superior con el pozo hay restos de un muro de ladrillo de un metro de altura que podría haber tenido la función de represa para conseguir un cierto nivel de agua, lo que queda evidenciado por las marcas de antiguos niveles de agua, que superan el metro de altura. La tipología de estos ladrillos es similar a los del pozo. Empezaremos describiendo la mina por la galería más alta:
Detalle desde la base del pozo de entrada a la mina , a la derecha se aprecia la galería colgada que accede a la zona superior de la mina.Foto: Pilar Orche. |
Galería superior de la Mina de la fábrica de anis. Foto: José Millán. |
Cuando un equipo iniciaba la jornada de trabajo en el frente de mina se excavaba una hornacina en la pared derecha para depositar una vasija de aceite con la que recargar las lucernas durante toda esa jornada, luego se excavaba un lucernario pegado al frente de excavación y a la altura de la cabeza con idea que estuviera lo más próximo posible a la pared y delante de la cabeza para no generar sombras, lo que dificultaría una buena visión. Creemos que al agotarse el aceite de la lámpara y en el momento de recargarla se excavaba un nuevo lucernario casi a ras del nuevo frente de excavación y así sucesivamente. Esto explica que donde la roca es más dura o la galería es más alta los lucernarios estén más juntos y viceversa. Este sistema permitiría además controlar los turnos de excavación simplemente contando lucernarios y relacionándolos al tiempo que tarda en gastarse el depósito de una lucerna. Las distancias entre hornacinas nos dan idea de cuales eran las distancias de roca excavadas por jornada o equipo. Ya hemos hablado de estas técnicas de minería romana en los estudios de lucernarios que hemos podido realizar en la mina de agua de Alcaudete, donde hemos encontrado distancias entre lucernarios de apenas 12 centímetros cuando la roca es muy dura, y hornacinas espaciadas a mayores distancias cuando también aumenta el espaciamiento de los lucernarios.
Lucernarios distribuidos cada 60 cm. al lado izquierdo del sentido de excavación. Foto: Manolo Bernal. |
Hornacina para depositar las basijas con aceite. Foto Manuel Bernal. |
La galería discurre sin cambios durante treinta metros hasta un quiebro de casi 90º grados que tras unos tres metros conecta con un primer pozo o puteis, el quiebro puede ser debido a un error en el rumbo de excavación ya que la galería esta excavada en un único sentido hacia el pozo. También podría haber sido realizado a drede para frenar la corriente de agua. Al partir del pozo y como era de esperar la galería recupera el rumbo inicial. El pozo es de sección rectangular, guardando la relación usual de aproximadamente 1.5X0,90 m. (los puteis en las minas romanas suelen guardar una relación aproximada de 3 pies de ancho por cinco de largo) y esta equipado con los típicos mechinales de apoyo a ambas caras del lado más corto del pozo. La cabecera esta tapada con una losa de hormigón reciente y su profundidad es similar a la del pozo anterior, unos siete metros. El patrón de medida entre puteis oscila entre los 30 y 29 metros. Estas medidas no son muy usuales aunque las hemos registrado ocasionalmente en otras minas y que podría corresponder a un patrón de 10 perticas o 20 passus, (1 pertica son 10 pies romanos que son aproximadamente tres metros).
Putei fotografiado desde su base. Foto: Pilar Orche. |
Las marcas de herramientas de hierro también nos parecen algo peculiares en esta zona ya que no observamos los típicos picos curvos tan presentes en otras minas y canteras romanas , se destacan las huellas de punteros de percusión y lo que parecen cinceles o cuñas con los que se atacaron fundamentalmente los techos. En la pared derecha encontramos una sucesión de grandes alcayatas de hierro clavadas en las rocas dispuestas probablemente para colocar candiles o sujetar un cable eléctrico, por su aspecto y estado no deben de tener muchos años, sabemos que la mina fue durante mucho tiempo objeto de revisiones y mantenimientos por parte de poceros.
Huellas de herramientas. Foto Pilar orche. |
Desde este punto recorremos otros treinta metros de galería sin cambios morfológicos ni de rumbo hasta alcanzar un nuevo putei. Se trata de un pozo similar al anterior y también tapado, en la base del pozo hay una acumulación de escombros que obliga a pasar sobre ellos arrastrándose y en la galería posterior y debido al taponamiento ya encontramos una altura de agua de unos 20 cm. El agua esta estancada pero limpia. Entramos en un nuevo tramo de 29 metros hasta un nuevo putei, en este caso con ligeros quiebros y un rumbo que vira hacia los 320º. La boca superior de este nuevo putei de unos ocho metros de profundidad esta abierta (se encuentra en el interior de una finca particular). La galería en este sector gana altura llegando a los 2,2 metros y las secciones superiores de las galerías son ovaladas probablemente porque la roca es más dura apreciándose, como era de esperar, que las distancias entre lucernarios se reducen a unos 40 cm. Empezamos a distinguir las típicas señales de picos curvos sobre la roca. En la base de este pozo la mina contacta con una cavidad natural o manantial subterráneo cuyo lecho esta completamente seco en la actualidad. En el techo de la galería se observan cúpulas de disolución que sólo se forman en inundación total y que forman parte de un conducto natural reexcavado al construir la mina. Estamos ante lo que fue una de los “manantiales madres» de la mina.
La cueva forma una sala de unas dimensiones aproximadas de 3X4 metros desde la que encontramos tres continuidades posibles. Dos galerías excavadas y una gran oquedad elevada un metro del suelo que da paso entre bloques de piedra a un conducto natural, el hecho de que este conducto na haya sido tapado demuestra que era emisivo, probablemnet el principal aporte de este colector.
La primera de las galerías esta excavada siguiendo una galería natural preexistente a la que simplemente se la ha reexcavado el lecho inferior y consecuentemente tiene una forma irregular ,toma una dirección de 300 grados y a los siete metros culmina en un venero impenetrable. La galería natural que es un conducto de origen freático tiene sección laminar de unos 1.5X0,4 metros, desarrollado a favor de una pequeña falla horizontal , que sigue un rumbo de unos 70º y del que se han podido explorar unos cuarenta metros.
Zona donde la mina contacta con una galería natural, Foto:José Millán. |
La tercera de las continuidades es una galería artificial de dimensiones normales que toma un rumbo de 360 grados y que tras recorrer unos quince metros desemboca en un nuevo putei similar a los anteriores pero con su base a unos dos metros por debajo del lecho actual de la galería superior. Esta zona ha sido claramente modificada desde su estructura original, estando suelo de la galería recrecido con piedras y depósitos de arcilla, acumulados por el agua. En el acceso desde la galería al pozo se ha construido una especie de represa para retener un buen nivel de agua . El pozo esta equipado con una bomba eléctrica sumergible . La continuidad de la mina la encontramos descendiendo al agua, donde arranca una nueva galería con un rumbo de unos 280º. Al inicio de esta nueva galería existe una acumulación de piedras y barro que represa el agua en el pozo y que provoca que los primeros metros esten secos, recuperando el nivel de agua a los pocos metros de recorrido. Este último sector de la mina es una galería es similar a las anteriores con una sección en principio algo más alta de lo normal de 2,20X0,70 m, los lucernarios están espaciados cada cincuenta centímetros y esta también excavada hacia el interior. En este sector si apreciamos las huellas típicas de picos curvos tanto en paredes como en techos y la roca es mucho más consistente que en las galerías iniciales, tiene las secciones superiores predominantemente ovales y una altura de agua de unos setenta centímetros. Recorridos 17 metros alcanzamos un nuevo putei, en este caso rectangular y con medidas típicas, esta tapado por una losa de hormigón y su profundidad es de unos ocho metros. A partir de este punto la altura de la galería se va reduciendo poco a poco, pasando de los 2,20 a 1,40 metros hasta llegar a un nuevo putei similar al anterior y situado a treinta metros. Desde aquí sólo nos quedan unos 29 metros para llegar al final penetrable de la galería, producido por un taponamiento de escombros que coincide con un pozo. Estamos a la altura del polígono de Brenes, delante de unas naves industriales. La dirección de la galería en todo este tramo es de 300 grados, el desarrollo total hasta el taponamiento es de 196 metros y la profundidad prácticamente constante. A lo largo de la galería se aprecian antiguas marcas de niveles de agua de algo más de un metro de altura.
Zona final de la galería superior de la mina antes del taponamiento. Foto: José Millán. |
Detalle del conducto de ladrillo de la galería inferior. Foto: Manolo Bernal. |
En el sentido contrario , que es de donde viene el agua, encontramos un conducto de ladrillo similar, enterrado bajo sedimentos arcillosos y que tienen el aspecto de ser acumulaciones de sucesivas limpiezas de la galería. En este caso la galería no esta totalmente taponada y podemos acceder por un hueco entre el sedimento y el techo, que tiene un metro de ancho y apenas treinta centímetros de altura. En este punto encontramos una bifurcación a la derecha de dimensiones muy reducidas que no es mas que una antigua galería excavada en la roca y colmatada casi hasta el techo por los mismos sedimentos que la anterior y de la que hemos podido recorrer unos ocho metros, hasta un paso impenetrable pero tras el que se aprecia la continuidad de la galería. En el techo se han formado gruesas estalactitas de una longitud de al menos 20 cm. lo que sugiere que este conducto en este punto puede llevar taponado muchos años. No descartamos que bajo el sedimento pueda existir un conducto de ladrillo que en su día llevara el agua al exterior.
Galería semi taponada que en su día salia al cantil rocoso del puerto. Foto: Manolo Bernal. |
Sabemos por la topografía que es esta la galería que sale al cantil rocoso del puerto y debe ser a la que alude Collantes. La salida al exterior de este conducto ha de estar localizada en un recodo en la roca, a la derecha de la pista que baja hacia la fábrica y en la que existe una higuera y restos de lo que parece una antigua acequia, de hecho en el suelo de la galería y en el último punto explorado existen grandes raíces procedentes probablemente de esta la higuera. Por las descripciones que hace Collantes esta debía de ser la galería que suministraba agua al conducto de sillares y losas que se describe en el articulo citado lo que nos induce a pensar que esta debía de ser una de las salidas originales de la mina.
Punto en el cantíl del Puerto donde según la topografía estaría una de las salidas de la mina, hoy taponada. Foto: José Millán |
Volviendo al conducto inicial habremos de continuar “arrastrándonos” unos 18 metros más hasta que conectamos con una nueva galería de 1,80 X0,70 m. donde aparece el otro lado del conducto de ladrillo. Sobre los sedimentos de relleno encontramos algunas tégulas amontonadas. La pared de la galería esta muy erosionada y no son visibles las huellas de herramientas pero si los lucernarios, situados en el lado izquierdo según se avanza a distancias de entre 60 y 80 cm. la zona superior de la galería tiene una sección ovalada. Tras recorrer doce metros encontramos lo que parece un pozo inacabado y excavado desde abajo aunque tambien podría ser una pequeña cavidad natural reexcavada.Ya hemos hallado lo que parecen pozos a medio hacer en otras minas como la de Alcaudete y que sustenta la teoría de que algunos pozos pudieron ser excavados desde el interior. Tiene una sección sensiblemente rectangular y de dimensiones normales de 1X0,5 m. En este caso y como pasa en los casos de la mina de Alcaudete la profundidad de la galería respecto al suelo es de apenas 5 metros lo que por supuesto favorece esta “excavación inversa”. El pozo esta lleno de formaciones por el intenso goteo que existe ene esta zona, algunas tienen un grosor considerable, de hecho encontramos formaciones muy desarrolladas a lo largo de todo este tramo.
Detalle del conducto de ladrillo cubierto por sedimentos. Foto: José Millán. |
Restos de tégulas entre los sedimentos. Foto José Millán. |
Tres metros mas adelante encontramos un putei completamente taponado por piedras que parecen colocadas desde el interior formando una bóveda, el taponamiento es muy antiguo porque las piedras están cubiertas de formaciones. Desde este puteis taponado recorremos un largo tramo de 42 metros de galería hasta el siguiente , con un rumbo constante de 20 grados y con alturas que oscilan entre los 1,5 y 1,8 metros para un ancho de entre los 50 y 60 centímetros. Hay niveles de agua muy marcados en la roca que están un metro por encima del nivel actual. Las paredes de este nuevo pozo están completamente cubiertas de formaciones, tiene una profundidad de unos cinco metros y la cubierta esta tapada con una losa de hormigón. La base del pozo esta parcialmente cubierta de bloques de piedra y al otro lado encontramos un tramo de galería de cinco metros cuya altura se reduce a apenas 1,20 m. y que acaba en un nuevo conducto de ladrillo de unos 20X30 cm. pero en este caso rectangular ,la zona superior de la galería esta completamente taponada con bloques de piedra, en este punto culmina la exploración. El agua no parece brotar del conducto sino del suelo, quizás exista un taponamiento y el agua haya acabado por buscar su camino bajo el suelo.
La galería tiene un desarrollo total de 84 metros y una dirección muy constante de unos 25 grados. La posición de los lucernarios y marcas de herramientas indica un rumbo de excavación hacia el interior. Las distancias entre puteis en principio siguen el mismo patrón que en la galería superior, unos treinta metros, 10 pérticas, pero luego esta distancia aumenta hasta los 42 metros, distancia que también nos resulta común por haber sido registrada recurrentemente en uno de los sectores finales de la mina de Alcaudete, 42 metros son 14 pérticas o 28 passus. Esta galería discurre paralela a la carretera y pasa por debajo de un grupo de viviendas en la Calle Bonifacio IV. Sabemos que alguna de estas viviendas tiene pozos de acceso a la mina aunque de momento ningun propietario nos ha permitido acceder a ellos. Pasado este grupo de casas y a 350 metros del último punto explorado de la mina encontramos un pozo tapado con una cúpula al lado de unas estructuras del Siglo XVIII. compuestas por aljibes y acequias, podría tratarse de un putei de la mina así que haremos gestiones con el Ayuntamiento para poder destaparlo y explorarlo y así intentar completar el trazado aproximado de la mina.
Detalle de dos sectores de la galería inferior donde se pueden apreciar la diferencia de alturas y las marcas de antiguos niveles de agua muy superiores a los actuales. Foto: José Millán |
De todas maneras, bien fueran termas curtidurías o simplemente grandes Villaes rurales lo que existiera en este puerto habría de ser lo suficientemente importante para justificar la construcción de un sistema de abastecimiento de agua de las características de esta mina. En cuanto a los sistemas constructivos observados vemos como son casi totalmente coincidentes con los existentes en otras obras subterráneas similares y que hemos tenido la oportunidad de estudiar en los Alcores. Creo que a estas alturas ya podemos a considerar que el los Alcores se desarrolló una intensa y eficiente cultura de ingeniería minera hidráulica por parte de las comunidades romanas que se asentaron en estas tierras a partir del siglo I antes de Cristo.
Punto final de la galería inferior en un conducto impenetrable de ladrillo. Foto: José Millán |
Las dos galerías de la mina nacen de acuíferos situados a distinta cota y que se han conectado en un pozo colector. Las galerías están excavadas siempre hacia los manantiales lo que podría dar a entender que primero se localizaban estos, utilizando seguramente técnicas zahoríes y luego se excavan los túneles desde el colector de salida hasta el manantial, no hay evidencias (salvo en el caso de una galería de corto desarrollo) de que las galerías hayan sido excavadas, como pasa en otras minas, siguiendo galerías naturales preexistentes con los característicos trazados sinuosos y «equivocaciones» (galerías que tras ser excavadas han sido tapadas).
Las dos galerías parecen haber sido excavadas con técnicas y patrones similares por lo que deben haber sido construidas en una misma época. La mala consistencia de la roca en gran parte de la galería inferior ha obligado a la construcción de conductos de ladrillo para salvaguardar la corriente de agua, rellenándose la galería superior de estas conducciones con sedimentos arcillosos, probablemente de sucesivas limpiezas.
Los ladrillos empleados en la construcción de los conductos y las tégulas vienen a reafirmar el origen romano de la mina y de las obras de refuerzo. He de decir que hemos realizado una comparativa tipológica de ladrillos de todas las estructuras medievales existentes, molinos, atarjeas, etc. con los de la mina sin encontrar ninguna coincidencia, correspondiendo las piezas medidas en los molinos al ladrillo típico de 28X14X0,3 cm. o 29 X14,5X0,3 utilizado en la Edad Media. Sólo hemos observado reutilizaciones de grandes sillares de origen probablemente romano en los cimientos de los molinos.
«Base de datos patrimonio inmueble de Andalucía».
«CARTA ARQUEOLOGICA DE LOS ALCORES» de Fernando Amores Carredano.
«Brenes y Guadajoz. Nombres de lugar sevillano de filiación mozárabe». Stefan Rustaller. http://institucional.us.es/revistas/philologia/6/art_13.pdf
«Sociedad y mundo funerario en Tartessos» Mariano Torres Ortiz.
«CARMONA ROMANA». Excmo Ayuntamiento de Carmona y Universidad de Sevilla.