Imagen histórica de la Fuente Pública tomada sobre los años 40.
Extraída de «Carmona en la memoria», Miguel Medina Rodriguez.
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Situación y contexto histórico:
La Plaza de abajo fue durante la Edad Media un importante centro de reunión y celebraciones de festejos y mercados populares que en contraposición a los de la “Plaza de arriba”, situada en lo que hoy es la Plaza de San Fernando daban cabida a gentes de clases más humildes constituyéndose como un singular espacio urbano extramuros situado junto a la estratégica Puerta de Sevilla, en el Barrio conocido como El Arrabal. Ya nos hemos referido a la historia de este singular enclave carmonense en un artículo anterior donde estudiábamos otra mina de agua situada en la Avenida de Portugal, “La mina de La Alameda de Alfonso XII o de Felipe”.
Imagen histórica del Pozo de San Antón, junto a la ermita que le da nombre y del que hemos tomado el nombre de la mina. Extraída de «Carmona en la memoria», Miguel Medina Rodriguez. |
Accediendo a la mina por una trampilla situada en el salón de una vivienda situada en la esquina entre la calle Real y el Paseo del Estatuto.
Foto: José Millán.
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Imagen de la bóveda de ladrillos de la galería de bajada y que da acceso a la mina, donde se puede apreciar el encofrado hecho de de palos o cañas..
Foto: José Millán
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Estructura con aspecto de aljibe que se encuentra bajo la vivienda.
Foto: José Millán.
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A los 540 metros del inicio de la mina encontramos un nuevo ramal con dirección oeste y que tras unos 40 metros culmina en una cueva natural de grandes dimensiones y que pudo tener un acceso al exterior por la gran cantidad de esqueletos de animales que se localizan en esta zona. La última de las bifurcaciones la encontramos a unos 600 metros de iniciada la mina, es una corta galería de captación de unos 12 metros que toma una dirección completamente perpendicular a la galería principal.
Acceso a la mina por una lumbrera situada en la barriada de Los Pintores.
Foto: José Millán.
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Pozo situado en la calle Vista Alegre y que nos permitió explorar un nuevo sector de la mina.
Foto: José Millán.
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Arriba la zona inicial del conducto de ladrillo en el que desemboca la mina, abajo zona donde cambia la bóveda y se reduce la altura.
Fotos: José Millán.
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Zona final de la mina de San Antón previa a la Fuente Pública, donde se dibujan sobre la foto satélite las estructuras que se han podido investigar. |
Huellas de encofrados en el cemento en una bóveda situada al inicio de la galería. Foto: José Millán |
Imagen de la galería tras la zona de bóvedas. Foto: José Millán. |
Arriba; canal hecha con tejas, probablemente en época medieval. Abajo Revestimientos de opus signinum utilizados para la impermeabilización de la galería.
Foto: José Millán.
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Arriba galerías previas a la 1º bifurcación, abajo pequeño aporte de agua entre coladas en el cruce de la 1º bifurcación.
Fotos: José Millán.
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En la imagen vemos un característico lucernario excavado para albergar las pequeñas lámparas de aceite (lucernas).
Foto: José Millán.
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Posible zona de vivac situada al final de la 2º bifurcación de la galería lateral, donde encontramos una lámina aislante y una teja colocada sobre un pequeño manantial.
Fotos: Agustín Díaz.
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Imagen del pozo situado en la 3º bifurcación de la galería de las cucarachas donde se aprecian los estratos de calcarenita que han sido cortados por la excavación del pozo.
Foto: José Millán.
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El siguiente pozo tras esta bifurcación se encuentra a 31 metros, tiene un largo de unos dos metros y un ancho de un metro con una profundidad similar a todos los pozos de esta zona, unos 15 metros. En el suelo de la galería se localizan curiosas formaciones hechas sobre el barro debido a la erosión diferencial del agua y que los geólogos llaman «chimeneas de hadas». Ya las hemos visto en las cuevas pero verlas en una mina es toda una novedad. A partir de esta zona nos encontramos con uno de los sectores más espectaculares de la mina por la existencia de formaciones calcáreas de diversos tipos y de enorme belleza. Encontramos en esta zona algunos refuerzos de las paredes arcillosas con ladrillos que parecen de tipología moderna. El siguiente pozo esta a 30 metros, encontrándonos en su base con algo poco habitual, un salto o cambio de altura en forma de rampa, ya que la galería tras este pozo se encuentra a un nivel más alto, 1 metro aproximadamente. La caída del agua a provocado formaciones espectaculares, siendo las más llamativas las llamadas «perlas de las cavernas» o pisolitas que aparecen dentro de pequeños gours. Sobre techos y paredes tenemos espectaculares coladas y estalactitas, también aparece alguna estalagmita a nivel del suelo. Algunas de estas formas geológicas son totalmente inéditas en el interior de una mina, al menos para nosotros. La galería a partir de este punto tiene una morfología muy peculiar, influenciada por conductos freáticos y estratos arcillosos con una altura media de 2,5 metros y un ancho de más de un metros en algunos puntos, así pasamos por dos nuevos pozos a distancias de 30 y 35 metros y en este último pozo contactamos con una galería que cruza perpendicularmente con la que llevamos. Se trata de una galería de unas dimensiones de 1,20 metros de ancho por 2,5 de alto y que esta claramente reexcavada por limpiezas de los desprendimientos de las paredes que son arcillosas , siendo el techo un estrato firme de calcarenita. Esta circunstancia genera secciones muy particulares en forma de cono invertido. Los pozos en esta zona tienen 18 metros de profundidad. y en las paredes de la galería localizamos marcas de lo que parecen costeros de madera utilizados probablemente para evitar derrumbes.
Arriba imagen en detalle de las «Chimneas de hadas» Foto: Agustín Díaz. Abajo detalle de las pisolitas y de una colada. Fotos: José Millán. |
Arriba uno de los pozos previos al Pozo de San Antón, cubierto por extraordinarias formaciones calcáreas al igual que la galería precedente. En medio vemos los refuerzos de ladrillo de tipología romana en las proximidades del pozo y abajo una imagen del Pozo de San Antón donde podemos ver una escalera de hierro y una deformación de las paredes laterales del pozo debido al rozamiento de los cubos para la extracción de agua.
Fotos: José Millán.
Tras el Pozo de San Antón prosigue la galería sin cambios importantes hasta que superamos el pozo nº 24, donde apreciamos un cambio tanto en la morfología como en el tamaño de la galería debido a la poca consistencia de las paredes que son blandas y están reexcavadas. La altura sube a 2,5 metros y el ancho aumenta a 1,2 metros. Se mantiene un nivel de agua de más de un metro en toda la zona y aparecen muchos restos de plásticos y algo de basura. En el pozo 25 nos encontramos un taponamiento con escombros que en un primer momento detuvo la progresión, pero tras un rato retirando arena y piedras conseguiros forzar el paso y continuar con la exploración. Estamos a la altura del número 6 de la calle Velásquez, bajo un bloque de pisos. El tramo de galería que nos encontramos tiene 29 metros hasta el siguiente pozo, la galería en este punto tiene una altura de 2,2 metros y un ancho de casi un metro, las paredes están parcialmente derrumbadas. En el pozo nº 27 nos encontramos la misma situación de taponamiento parcial y tenemos que volver a desobstruir, consiguiendo explorar un nuevo tramo de galería hasta el pozo nº 28, que ya se encuentra completamente taponado y esta vez sin posibilidades de desobstrucción. El nuevo tramo de galería que encontramos es similar al anterior pero presenta unos refuerzos de las paredes hasta media altura con una especie de muro o contrafuerte realizado con pequeñas piedras unidas con arcilla. Este sistema de retacado con arcilla ya lo hemos encontrado en otras minas, incluso utilizando tégulas o ladrillos. Estamos en este punto a unos 860 metros del inicio de la mina, bajo la conocida como barriada de Los Pintores.
En la foto vemos la zona entre los pozos nº 27 y 28, punto donde concluyó la exploración por un taponamiento y donde encontramos estructuras de refuerzo de las paredes arcillosas utilizando pequeñas piedras y arcilla.. Foto: José Millán.
En meses anteriores a la exploración de la mina habíamos tenido la ocasión de inspeccionar una lumbrera situada en la barriada de los Pintores, junto a un portal y dentro de un pequeño seto. Se trataba de un pozo muy interesante porque se hallaba cubierto por una cúpula de piedra muy característica y que parecía igual a las que en su día cerraban los pozos de las lumbreras de la Avenida de San Antón. Se levantó la cúpula y se inspecciono la lumbrera con una cámara de vídeo confirmando la existencia de galerías, aunque aparecían parcialmente taponadas por escombros. La lumbrera contaba con una especie de brocal hecho con piedras talladas sobre las que encajaba la cúpula, realizaba en piedra maciza, con la intención dejar el pozo registrable.
La situación de esta lumbrera, en línea con la galería explorada hasta ahora la convirtió en objetivo preferente para poder continuar las exploraciones. El acceso por esta lumbrera nos permitió, tras una desobstrucción, explorar nuevos tramos de galería. A favor de las aguas pudimos recorrer el ramal que ha de conectar con el pozo nº 28, donde se hallaba detenida la exploración, por desgracia a los 22 metros nos encontramos con un derrumbe que nos lo impide , quedando un tramo de 30 metros entre lumbreras por explorar. La galería aparece llena de formaciones calcáreas en forma de estalagmitas y coladas y las paredes están, como en tramos anteriores, parcialmente derrumbadas, siendo visibles los trabajos de limpieza realizados para liberar el flujo de agua. Apreciamos hiladas de tégulas situadas bajo el nivel de agua y que sirven de refuerzo de las paredes y junto con ellas restos de costeros de madera muy deteriorados y que parece que cruzaban la galería de una pared a otra, por lo que podrían tener una función de contención, para evitar el colapso de las paredes. Se toman muestras de la madera para su datación. En las fotos vemos arriba la característica cúpula que cerraba la lumbrera de Los Pintores, en medio vemos el acceso al pozo por un hueco redondo entre dos losas de piedra labradas y abajo vemos los restos de los costeros de madera que debieron ser colocados para evitar derrumbes, lo que vemos bajo las madera son hiladas de tégulas..
Foto: José Millán y Manolo Bernal.
En sentido contrario y siguiendo la galería principal entramos en una pequeña galería de unos once metros de longitud y poco más de un metro de altura cuyas paredes aparecen revestidas con tégulas y ladrillos, suponemos que en la parte final conecta con un manantial que no es visible, debiendo estar por debajo de las aguas. Arriba vemos la zona final de la galería principal de la mina que culmina en un pequeño manantial donde las paredes han sido reforzadas con tégulas y ladrillos. En medio y abajo vemos dos imágenes del arco de ladrillo de antiguedad y funcionalidad inciertas que constituye el punto final de la galería lateral.
Fotos. José Millán.
Con estas exploraciones damos por concluido el estudio de la galería principal centrándonos ahora en la nueva galería lateral o «Galería del Arco» por donde claramente ha de continuar la mina. La topografía apunta que esta galería discurre desde los Pintores hacia la calle Vista Alegre, debiendo ir la mina aproximadamente por el centro de esta avenida. Por desgracia todas las lumbreras que debieron existir en el trazado están completamente tapadas y se encuentran debajo del asfalto. Por suerte para nosotros un vecino de esta calle de Vista Alegre, que vive en la casa el nº 99 nos informa de que tiene un pozo moderno, excavado hace unos 30 años, que fue conectado con la mina por una galería. Tras pedirle el correspondiente permiso podemos explorar su pozo y conectar desde la base de este con la mina, explorando y topografiando 40 metros de galería, hasta dos taponamientos en sentidos contrarios. Este nuevo tramo de mina es muy similar a los anteriores pero no presenta ningún tipo de revestimiento, tiene una altura media de 1,70 metros y un ancho de 70 cm. manteniendo una altura de agua de más de un metro. Este es el último sector de la mina que se ha conseguido explorar hasta la fecha, si seguimos el trazado de la mina y consideramos que no cambia de rumbo esta habría de llegar a la zona trasera o más próxima al escarpe de los terrenos conocidos como Los Villa, conocido popularmente como Puerto de Matahacas, donde hemos realizado ya algunas exploraciones que hemos publicado en este blog:
https://aaes.es/blog/2017/03/08/la-mina-de-agua-de-los-villa-o-del-puerto-de-matahacas/ De hecho en estos terrenos de los Villa parecen converger varias minas importantes como la de la Fábrica de Anís o la de la calle Sevilla y probablemente también esta de San Antón. Las expectativas que tenemos en la actualidad pasan por poder destaponar y explorar alguno de estos pozos que están localizados pero que no son accesibles sin realizar la correspondiente limpieza y destaponamiento y que actualmente se encuentran dentro de los terrenos donde se han costruido un Burger King y un supermercado Aldi. Imagen de la galería localizada bajo el nº 9 de la calle Vista Alegre.
En la imagen vemos uno de los taponamientos por piedras y tierra de la galería localizada bajo el nº 9 de la calle Vista Alegre.
Foto. José Millán.
.Imagen de Google de la zona final de la mina en la barriada de Los Pintores. En rojo las galerías exploradas y en amarillo los trazados a los que no se ha podido acceder por taponamientos.
Conclusiones:
Los resultados de las investigaciones no dejan ninguna duda del origen romano de esta mina en base a las innumerables evidencias encontradas; las tipologías constructivas tanto de las galerías como de las lumbreras, los materiales utilizado en los refuerzos, el ladrillo de pie romano o la tégula.y el uso del signinum como mortero impermeabilizante. En este caso la mina ha sido reutilizada intensivamente durante la Edad Media y moderna quedando esta reutilización bien reflejada en las galerías de ladrillo y bóvedas situadas a la salida de las aguas, que deben corresponder a las reformas originales de la Fuente Pública y construcción de la Fuente de los Leones en el siglo XVI , no queda tan clara la antigüedad de la reexcavación de las galerías iniciales y de la canalización de tejas existente pero podrían haber sido acometidas sobre la misma época.
Además hemos encontrado evidencias de limpiezas y apuntalamientos con maderas en zonas donde se han producido desprendimientos de las paredes. Los análisis de radio carbono de la madera apuntan a finales del siglo XVIII o principios del XIV estando avalados por lo que dicen las Actas Capitulares que se conservan en los archivos del Ayuntamiento. Algunas lumbreras se han reutilizado como pozos de agua de casas particulares que han sido reexcavados para acumular agua o construido pequeñas represas, estas lumbreras son justamente las situadas desde el final de la Calle Real con el Paseo del Estatuto hasta el principio de la actual Avenida de San Antón, que es justamente donde acababa el casco urbano hasta épocas muy recientes. La estructura de la mina es simple, esta compuesta por una galería principal o acueducto que se desarrolla durante unos 880 metros en un rumbo muy constante de unos 189º respecto al Norte, discurre más o menos paralela al cantil rocoso que separa la elevación de Carmona de la Vega y no debe ser casualidad y se pretende captar las corrientes de agua que fluyen perpendicularmente desde las terrazas a la Vega. La galería principal esta excavada con patrones inter.-lumbreras muy constantes de unos 29 metros (100 pies romanos) y con el sistema de excavación más recurrente en los acueductos subterráneos, que es el construir las galerías entre lumbreras mediante dos equipos excavando en sentidos contrarios hasta encontrarse más o menos en el centro, corrigiéndose en el punto de unión los pequeños errores de rumbo y la pendiente de la galería que es uno de los parámetros clave en una mina de agua ya que ha de mantenerse durante toda la galería una pendiente mínima, la justa para que el agua circule por gravedad y no se produzca arrastre ni erosión.
Las lumbreras son todas rectangulares y tienen unas dimensiones típicas de putei romano, aproximadamente 1,30X0, 90, m. si bien algunas han sido reexcavadas, aumentándose normalmente el lado largo, para su uso como pozo-noria. Todas las lumbreras están equipadas con los característicos mechinales para el apoyo de los píes. La profundidad de las lumbreras va variando con la cota de nivel del terreno, siendo la profundidad mínima la que encontramos al final de la calle Real, unos 3 metros y la máxima la que registran los pozos situados al final de la Avenida de San Antón que alcanzan los 18 metros. Hay lumbreras que parecen permanecer cerradas desde origen mediante losas labradas de piedra.
En cuanto a las señales de herramientas distinguimos los habituales picos de hierro en las zonas duras y una especie de cincel plano de unos 5 cm., de pala que en las zonas muy blandas aumenta hasta llegar a ser de unos 10 cm. a modo de azadón.
Se ha utilizado en toda la galería el típico sistema de alumbrado mediante pequeños lucernarios excavados a la altura de la cabeza y que en ocasiones aparecen en ambas paredes y no sólo en la pared izquierda según el sentido de excavación (que es lo habitual). En las galerías más altas, que superan los tres metros, aparecen hiladas verticales de lucernarios, lo que puede indicar que la galería se excavó ha esta altura desde origen, esto es algo normal en las minas de agua romanas, donde, como hemos explicado el lecho se mantiene prácticamente horizontal excavando en altura para adaptar la mina o bien a los estratos de roca del terreno (buscando la estabilidad y firmeza de los techos) o bien a los manantiales que se iban captando. Las distancias entre lucernarios suelen ser las normalizadas de entre 60 ó 70 cm. si bien, como en otras minas, se pueden apreciar distancias muy pequeñas, de apenas 10 cm. Hemos intentado dar explicaciones a este acortamiento entre lucernarios achacándolos a factores como la dureza de la roca o la falta de ventilación que provocaría un recurrente apagado de la lucerna obligando al excavador a ponerlas muy juntas por seguridad. También aparecen las llamadas hornacinas que están destinadas a albergar los recipientes para recargar las lucernas. Estas aparecen preferentemente en la base de las lumbreras (punto donde se iniciaban las excavaciones) o más raramente en los puntos de unión de galerías. Los refuerzos encontrados en la galería principal para salvar zonas arcillosas son de tres tipos; o bien están hechos con ladrillo de pie romano, con tégulas, o con mampostería, en ninguno de los casos se ha encontrado mortero de unión. En los casos de los contrafuertes de mampostería estos se han consolidados con arcilla.
En la galería principal de la mina aparecen cinco bifurcaciones, cuatro de ellas situadas en la zona central y la última al final de la galería principal, todas tienen la finalidad de aportar agua, siendo dos de ellas de gran desarrollo. Encontramos tres galerías de corto desarrollo que conectan con veneros, y una de ellas conecta con una cavidad natural de gran envergadura. En al menos dos casos parece que el manantial fue localizado previamente con un pozo y luego conectado con la mina.
La bifurcación más larga explorada es la Galería de las Cucarachas que debió tener en su día un desarrollo de más de 500 metros pero actualmente se encuentra taponada y no sabemos su longitud original, su estructura y modo de construcción es similar a la galería principal, con varios aportes laterales que conectan con veneros salvo porque los patrones Inter.- lumbreras aumentan en algún caso a los 35 metros (120 pies, que es denominado como actus). El hecho de que en las galerías laterales de una mina romana se produzcan variaciones en los patrones Inter.-lumbreras es muy habitual y normalmente suele ser al alza, es decir, que las distancias tienden a aumentar. No tenemos todavía una explicación segura a este hecho pero sí varias teorías relacionadas con cambios de criterio por la excavación en fases distintas o las diferentes necesidades de ventilación (menores en galerías laterales por el llamado efecto Venturí, que provoca la galería principal sobre la lateral y que aumenta la ventilación). En esta galería lateral encontramos una extraordinaria estructura de refuerzo realizada completamente con tégulas y que nos afirma en la autoría de este sector de la mina que al igual que la galería principal ha de encuadrase en la época de dominación romana y probablemente en época Imperial, siglos I y II de nuestra era, que es cuando se llevan a cabo las grandes obras públicas en la Carmo romana.
La última de las bifurcaciones es la situada en la zona final de la galería principal que parte desde la última de sus lumbreras, no sabemos cual era su longitud total ya que sólo hemos podido explorar una pequeña parte pero sospechamos que durante siglos debió ser el aporte principal de agua de la mina por las estructuras encontradas en la zona, que parecen destinadas a preservar los caudales procedentes de este sector, entre ellas el formidable arco de ladrillo ya descrito y los costeros de madera para evitar el colapso de las paredes. Si sabemos que dirección lleva esta galería que es hacia los terrenos de los Villa, bajo cuyo subsuelo existen importantes manantiales situados a poca profundidad y que por las evidencias debieron ser utilizados para alimentar a varias de las minas de agua más importantes de Carmona. Por lo explorado y por las estimaciones que ahora podemos hacer estamos ante un acueducto subterráneo de al menos dos kilómetros. La homogeneidad constructiva sugiere que la mina se construyo en una única fase, sin ampliaciones a lo largo del tiempo.
Si esta mina se construyó en época romana habría de estar destinada a dar servicio a algún tipo de infraestructura industrial de abastecimiento o lúdica situada extramuros de la Carmo romana y de la que no tenemos ninguna evidencia actualmente. Cabe la posibilidad de que el agua fuera almacenada en grandes cisternas o incluso elevada hacia la ciudad, que esta situada por encima de salida de estas aguas. Este segundo caso nos parece poco probable porque nuestras investigaciones parecen indicar que la ciudad intramuros contaba con sus propias minas de agua, que en algunos casos pudieron incluso abastecer a los grandes baños públicos o térmas existentes en el interior de la ciudad. No obstante la mina dirige sus aguas a las proximidades de un estratégico enclave que es ni más ni menos que la entrada principal de la Carmo romana y la que hoy conocemos como Puerta de Sevilla y esto seguro que tiene algo que ver. Además hay evidencias de que no era sólo la mina de San Antón la que desembocaba en lo que hoy es la Alameda, sumándose a estas aguas las que transportaban otras minas como la de la calle Sevilla, lo que intensifica la idea de que lo que hubiera en este enclave debía ser muy importante para necesitar tanta agua.
Una mina de agua es sin duda el sistema de abastecimiento más eficiente que se pueda construir, proporciona caudales de agua constantes, limpias y libres de las contaminaciones que el agua almacenada pudiera sufrir lo que sin duda fue bien aprovechado por la civilización romana, una cultura para la que el agua fue un elemento tan vital. Por tanto creemos que las minas de agua debieron probablemente ser el eje fundamental sobre el que se sustentó el abastecimiento de la Carmo romana. Al menos del agua de consumo directo. Ya que la gran cantidad de aljibes construidos en Carmo constatan un importante uso del agua almacenada, quizás para usos no directamente de consumo humano.
Por último quiero hacer hincapié en el increíble valor tanto patrimonial como histórico y geológico que tienen estas galerías. En ellas no sólo hemos encontrado el fabuloso legado dejado por nuestros antepasados, también hemos encontrado formas geológicas excepcionales que han sido creadas por la acción de la naturaleza durante dos mil años y que aumentan más si cabe el valor de esta colosal obra. Es por tanto muy necesaria su protección y si cabe su puesta en valor siendo posible en un futuro e exponer al público una parte del trazado de las galerías que ofrezcan las condiciones de seguridad necesarias.
Agradecimientos:
Agradecer finalmente la colaboración de las personas que en muchos casos han facilitado el acceso a los pozos: D. Antonio Escamilla , D. José Antonio Escamilla y D. Juan Matallanes, al Ayuntamiento de Carmona por facilitarnos el acceso por los registros de la Avenida de San Antón y colaborar en las labores de señalización y viguilancia de la zona.
El equipo de exploración ha estado compuesto por: Manolo Bernal, Agustín Díaz, Enrique Peña, Antonio González, Francisco Zambrano, José Antonio Escamilla, Jesús Moreno , José Millán y el arqueólogo municipal Juanma Román.
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