Revisión de la mina de agua de Martín Pérez

En fechas recientes hemos vuelto a visitar la agua de Martín Pérez junto con los miembros de la Asociación de defensa del patrimonio Luis Reyes Calabazo, como actividad de campo para dar a conocer el Patrimonio arqueológico y natural de Carmona y en la que también se incluyó una conferencia sobre el proyecto de exploración y catalogación de las minas de agua de los Alcores Sevillanos que la AAES esta llevando a cabo. Se aprovecho la visita para realizar algunas fotos y un vídeo de esta bonita y curiosa mina de agua. Lo más destacable de la visita fue el descubrimiento de una primitiva vela hecha con cera de abeja y que parece que pudo ser utilizada para iluminar algunas labores de excavación. El estudio de esta vela puede aportar datos muy valiosos sobre la historia de la mina, intentaremos datarla. También se exploró un pozo sin duda asociado con la mina que esta completamente colmatado de sedimentos.

Cartél de las jornadas.
 Hemos observado algunas evidencias que parecen indicar que el pozo principal de la mina situado en el colector pudo ser excavado desde abajo, tal como sucede en la mina de Alcaudete. Por otro lado la vela puede ser un sistema alternativo a las lámparas de aceite, sabemos que en algunos momentos de la historia este escaseo tanto que se adoptaron estos sistemas de iluminación. Un primer estudio de la vela revela una gran antigüedad por la patina que la recubre y que la ha ennegrecido. Parece estar fabricada enrollando capas de cera de abeja que era ligeramente calentada previamente lo que no es un sistema muy común ya que lo normal era fabricarlas por inmersiones sucesivas en cera caliente. La mecha central ha desaparecido completamente al ser de fibras orgánicas. Creemos que esta vela ha de ser estudiada en profundidad y datada mediante carbono 14 para establecer su antigüedad con precisión.

Imágenes de la galería principal de la mina
Algunos de los lucernarios que hemos estudiado en esta mina resultaban muy pequeños para albergar una lámpara por lo que fueron claramente realizados para una vela. ¿Se excavó toda la mina con velas?, es una posibilidad pero hay lucernarios más grandes y cuyas huellas de humo, bien visibles en la roca, parecen pertenecer por su posición más a una lámpara de aceite que a una vela. La vela se encontraba entre los escombros de excavación de una pequeña galería lateral, suponemos que se cayó y no fue abandonada ya que las velas de cera eran caras en la antigüedad y no demasiado fáciles de conseguir. De hecho tanto en el Imperio Romano como en la Edad Media eran habituales las velas hechas de cebo o grasa animal mucho más baratas y fáciles de conseguir, el problema es que eran poco efectivas y despedían mucho humo de olor desagradable por lo que no eran adecuadas para excavar en una mina. Tenemos muchos estudios y pruebas sobre la iluminación de labores de excavación en minas mediante lucernas de aceite, durante el Imperio Romano y la Edad Media pero sobre velas no hay prácticamente nada y aquí radica la gran importancia que puede tener este hallazgo.
 Tambien se han localizado trazados sobre la roca que podrían ser inscripciones  pero que habrá que analizar con más detalle. En definitiva estamos ante una mina que todavía puede dar mucho de sí en cuanto su historia y origenes se referiere. Tenemos previsto volver para seguir revisando y buscando más pruebas que confirmen o desmientan las teorías iniciales que teníamos sobre esta mina.
Primitiva vela de cera hallada durante la exploración.
Posibles inscripciones.

La mina de agua de la Huerta de Martín Pérez

La llamada Huerta de Martín Pérez esta localizada unos dos kilómetros al Este de Carmona, en la Campiña. El acceso más directo  es tomar por  la antigua carretera N-IV que parte  de la llamada “Puerta de Sevilla” desde el  Casco Urbano en dirección a la autovía A-4,  recorridos unos tres kilómetros y antes de llegar a la  autovía parte un carril a nuestra izquierda que nos conduce al paraje conocido como “Cueva de la Batida”, que son unas  antiguas canteras de roca calcarenita explotadas en tiempos Romanos y Medievales. 

















Llegados al carril y recorridos unos ochocientos metros habremos de tomar por una bifurcación que sale  a nuestra derecha y que pasa por un túnel bajo la autovía .Saliendo del túnel estaremos en la finca, presidida por una fuente-abrevadero construida recientemente. El elemento más destacable del paisaje es su característico  torreón medieval y  por la que esta finca es tan conocida. En las proximidades del torreón existe una huerta y los restos de un gran caserío. La funcionalidad y origen del torreón sigue siendo a día de hoy incierta ya que no parece estar en un lugar idóneo para la vigilancia, bajo un cerro y no encima de él,  ni esta construido  con los materiales morfología y  consistencia  de otras torres de vigilancia existentes en la zona.
La torre tiene una planta rectangular de unos cinco metros de lado y una altura de casi seis metros. En la base se observan grandes sillares de roca calcarenita que realmente desentonan con el grueso de sus muros que  son de mampostería combinada en algunos puntos con ladrillo y que pueden ser restos de construcciones más antiguas. Los muros se hayan en gran parte enlucidos con mortero de cal y arena sobre los que se han incrustado en fresco fragmentos de cerámica y pequeñas piedras. Se observan remodelaciones en los muros que han reconfigurado  huecos de ventanas y puertas originales. No existe la cubierta superior que se ha derrumbado pero si se observan dos plantas en las que se conservan  restos de la estructura de vigas de madera de los forjados. La zona superior está almenada, lo que le confiere un carácter defensivo.
  
En el antiguo libro del “Repartimiento de Carmona” no se encuentran referencias expresas a esta finca de “Martín Pérez”  pero sí hay repobladores de la campiña con este nombre sin poderse concretar a  cual de ellos hace referencia, si es que hace referencia a alguno. Lo más probable es que se trate de una antigua torre de alquería restaurada en época medieval y entregada a caballeros o peones como donadío o heredamientos. En cuanto a su uso no se puede descartar que pudiera haber sido usada como molino y su situación próxima a un manantial de agua puede sugerir un carácter protector  del mismo, como sucede en otros emplazamientos. La finca ha estado habitada hasta épocas recientes. En una foto aérea del 2002 hemos apreciado que los edificios principales estaban aún en buenas condiciones, hoy están derruidos  quedando los restos de varias dependencias, un aljibe subterráneo dos  albercas y una huerta que sigue existiendo  en la actualidad. El agua que alimentaba toda la finca sale de la mina de agua  que nos ocupa.
En cuanto al carácter arqueológico de la finca como antiguo y continuado  lugar de poblamiento es muy notable. Aparece en las cartas arqueológicas como un posible asentamiento romano de Época Imperial, donde se han recogido, mezclados con cerámicas árabes y medievales  innumerables restos de ladrillo, tegulae y sigillata hispánica. (“Amores Carredano” y “Michel Ponsich”). Las evidencias reflejan que se trata sin duda de un primitivo asentamiento como mínimo de época romana  asociado a una importante fuente de agua que como en otros casos en los Alcores  mana de una mina excavada en la roca. Nosotros hemos localizado dos murallas de cerramiento, una en el lado Este y otra al Oeste, hacia el Norte la finca está cerrada por un cerro,  estando la mina en el eje central de la zona comprendida entre ambas murallas. También hemos localizado al Oeste de la finca y lindando con un gran arroyo que cruza paralelo a la autovía  muros de mampostería que aún siguen en pie e innumerables restos de muros desechos. Sin duda fue un asentamiento muy importante. No se puede  dejar de lado la posible  relación de este establecimiento con la cercana Cantera  de la Batida, situada a unos novecientos metros al Oeste. Una explotación de esta envergadura debería de tener asociado un núcleo urbano formado  por cientos de trabajadores. Las canteras se encuentran a mil setecientos metros del casco urbano de Carmona y esta finca, como ya hemos referido, dista menos de un kilómetro. Otro dato importante y que no debe ser casualidad  es  la cercanía del emplazamiento al trazado de  la Vía Augusta, trazado que se ha conservado hasta épocas recientes.

La mina se sitúa en la zona alta de la finca, bajo la colina. Sus coordenadas aproximadas son: X. 2679442, Y.41521616, 158 m.s.n.m. El único pozo de acceso está protegido por una estructura de muros abierta y rectangular de unos dos metros de altura con una factura de apariencia medieval y compuesta de ladrillos de 25X12,5X0,4 cm. combinados con mampostería y cubierto con enlucido de mortero de cal. La tipología de los ladrillos parece apuntar a una época más recientes que la Medieval si bien es cierto que la estructura parece remodelada o restaurada partiendo de otra más antigua .Sin duda tiene una función protectora, pudiéndose apreciar que originalmente estaba rematada con una cubierta y cerrada con una puerta. El pozo está coronado con un brocal rectangular hecho de ladrillo de la misma tipología que los anteriores de 1 metro de alto y 1,20 de ancho. Sobre esta estructura ha crecido una gran higuera cuyo grueso tronco sirve de eficaz apoyo para descender el único pozo que nos lleva a la mina.Tiene sección circular y seis metros de profundidad.

En la base de este pozo que en el momento de la exploración estaba seco (creemos que en épocas de abundancia de agua la mina debe tener los niveles de agua mucho más altos) encontramos dos galerías en sentidos opuestos Norte-Sur. La galería Sur, que es la que va hacia la finca, esta completamente cegada, sobre el derrumbe se ven materiales de construcción modernos por lo que pensamos que el taponamiento ha sido reciente. En la pared lateral del pozo que da hacia el Este hay una galería que ha sido tabicada con ladrillo moderno y bajo la misma hay una «represa» hecha de este mismo material. Todo sugiere que los últimos habitantes del cortijo taponaron estos conductos para mantener un cierto nivel de agua en el pozo y no se llegara a secar. Como suele pasar en toda la zona los manantiales que alimentan la mina han debido de disminuir mucho su caudal en los últimos tiempos.

Desde la base del pozo arranca una galería con una dirección de 348º grados y sentido descendente que a los pocos metros alcanza el agua, tiene una altura de casi cuatro metros y un ancho que oscila entre los ochenta centímetros y el metro. La galería está excavada en un estrato de caliza tableada lo que le confiere a la galería una forma muy irregular en las paredes y plana en el techo. Se aprecian lucernarios excavados en la roca con marcas negras del hollín de la llama. Recorridos unos quince metros con un nivel de agua de más de un metro alcanzamos un colector formado por un ensanchamiento donde convergen cinco galerías contado también por la que venimos. Sobre esta sala se abre un pozo circular cerrado al exterior de un metro de diámetro y que arroja con el telémetro láser una altura de casi catorce metros.
De la pared derecha (Este), parte una galería con un nivel de agua muy alto. Hacia el Noroeste aparecen dos galerías casi paralelas  y a nuestra izquierda (Oeste) arranca una nueva galería que se ciega completamente a los pocos metros y que creemos puede estar asociada a un pozo sin continuidad  encontrado a unos treinta metros al Oeste de la mina. Tomando por la galería que se abre más al Oeste y que toma un rumbo de 294º grados, entraremos en un sector de secciones más reducidas de un metro y medio de alto por ochenta centímetros de ancho  y con una altura de agua de noventa centímetros. A los quince metros un recodo a la izquierda recoge agua de un manantial que brota del suelo y tras recorrer otros quince metros culmina en un quiebro de la galería en ángulo recto donde nace un nuevo manantial también del suelo. En este punto se aprecia una gran acumulación de fragmentos de roca  extraídos del lecho del manantial, seguramente para mejorar el caudal. Se aprecian señales de picos de hierro y lucernarios excavados en las paredes, a distancias de unos dos metros y alternando en pared derecha e izquierda. También se localizan excavaciones regulares  por encima del agua que por su disposición no parecen  lucernarios, sino muescas para poder andar sobre la galería sin mojarse.
Volviendo al colector y tomando por la galería que parte casi paralela a esta última  en un rumbo Noroeste de 341º grados entramos en un sector de secciones algo más grandes, más de dos metros de alto por uno de ancho,  por lo que pensamos que esta puede ser la continuidad de la galería principal de la mina, la altura del  agua en esta zona  llega hasta un metro sesenta . Recorreremos unos doce metros hasta un recodo donde nace un nuevo manantial. Es curioso que cada vez que la galería alcanza un manantial esta gire en un ángulo de 90º. Puede sugerir que se excavaba con un rumbo indefinido hasta conectar con un venero de agua que siempre cruzaba perpendicular a la galería excavada. Esta galería esta también llena de lucernarios y marcas de las llamas.

Sólo nos   queda por describir  la última de las galerías que parte del colector en dirección Noroeste con un rumbo inicial de 37º grados y que poco a poco gira hacia los 70º grados. Esta es la  galería  en  la que mayor altura de agua encontramos, casi dos metros en algún punto. Tras recorrer unos quince metros gira bruscamente hacia el Norte y culmina en una sala con dos manantiales que brotan del suelo. También apreciamos aquí los lucernarios con sus marcas bien visibles sobre la cálcarenita. La longitud total de la mina es de 81 metros y su profundidad desde la zona más alta que es el pozo vertical 15 metros.

Como conclusiones podríamos afirmar que estamos claramente ante una mina de abastecimiento de un núcleo urbano. Las evidencias arqueológicas a nivel de suelo  nos remontan al menos  a una ocupación romana (sin descartar un poblamiento anterior a falta de excavaciones) por lo que podríamos inferir y a falta de otro punto de agua conocido  en la zona que la mina hubo de ser construida por estos primeros pobladores. La mina tiene unos patrones morfológicos y constructivos  que encajan con la tipología de excavación romana. La ausencia de estructuras de ladrillo (salvo las del pozo de entrada que son recientes) no permite una datación más concluyente. Ha sido excavada con iluminación primitiva de lámparas de aceite (lucernas) y excavación de  lucernarios (huecos para apoyarlas) técnica típicamente romana. Existe una galería principal o  colector  sobre la que se abre un pozo (excavado para la extracción de materiales) y que recoge el agua de tres galerías recolectoras de corto desarrollo culminadas en  manantiales. Este pozo tiene casi quince metros de profundidad, esta sellado y tapado y nos ha sido imposible localizarlo por el exterior, aún sabiendo donde está no queda ninguna huella ni rastro del mismo. Las aguas convergen en este  colector y se encauzan hacia el pozo por el que accedemos a la mina. La gran altura de la galería principal sugiere que se buscó cierta función no sólo de conducción sino de almacenamiento de agua, muy adecuada para épocas de sequía. 
En la siguiente foto aérea se dibuja la mina en trazo rojo y la situación de los diferentes elementos encontrados, como el pozo ciego, los restos de murallas en color verde, la localización aproximada de los yacimientos y muros de mampostería y el recorrido aproximado que sigue el agua de la mina hacia la finca y que es impracticable en la actualidad en trazo amarillo. 
De la base del pozo de acceso parten lo que parecen dos galerías conductoras completamente cegadas  en la actualidad,  probablemente se hizo para  intentar mantener el nivel agua. Hay una represa de ladrillo  que así parece demostrarlo. Suponemos que bajo el nivel de esta represa se ha colocado una tubería que es la que conduce el agua  hasta la finca. Las direcciones de estas dos galerías sugieren los emplazamientos de los asentamientos a los que abastecía. El primero donde está el actual cortijo y donde en tiempos modernos  alimentaba un aljibe subterráneo  y hasta donde sigue llegando el agua en la actualidad,  encauzada por tuberías que riegan la huerta. Creemos que el cortijo está construido sobre el primitivo asentamiento romano. El segundo hacia el Este donde hemos encontrado también una muralla de cerramiento y restos de edificaciones romanas. Esta galería esta tapada con ladrillos y podría ser abierta para su exploración. 

Otro hecho importante y creo que destacable  es que parece que estamos ante una mina a medio construir o cuyo proyecto de ampliación se paró. Sabemos que la técnica constructiva sobre la que se desarrollaban las minas era la de primero construir pozos verticales que luego eran conectados con galerías horizontales.  Existe un pozo de unos siete metros de profundidad, cegado por escombros excavado al Oeste de la mina y una galería inacabada  que arranca desde el colector hacia este pozo buscando probablemente nuevos manantiales hacia el  Oeste y donde efectivamente sabemos que existen, ya que en las obras de la autovía (que pasa por esta zona) fue puesto al descubierto un manantial que actualmente es el que  abastece la fuente-abrevadero existente en la finca.   

Parece que en Época Medieval y hasta tiempos recientes  se protegió el manantial mediante estructuras de cerramiento y defensivas siendo la mayor prueba de ello el curioso   torreón con carácter marcadamente  militar. Puede que fuera un punto de agua de vital importancia en esta época y no dejo de pensar en su relación con la explotación próxima de la cantera de la  Batida y la importancia que también esta tuvo  en Época Medieval. Sin olvidarnos claro está de su relación con la Vía Augusta, calzada que perduró hasta época reciente como una vital vía de comunicación de la Carmo Romana , Islámica y Medieval.
La topografía de la mina ha sido realizada con Telémetro láser, brújula electrónica y clinómetro digital. Los datos han sido procesados con el programa para topografía subterránea «Visual  Topo» .El alzado y la planta han sido dibujados con el programa de dibujo Corel Draw.
Algunas de las fotos han sido realizadas por el compañero Manolo Bernal.


Fuentes consultadas:

AMORES CARREDANO, Fernando. Carta arqueológica de Los Alcores: Sevilla. Diputación Provincial, 1982. 84-500-8180-7.

PONSICH, Michel. Implantation rurale antique sur le Bas-Guadalquivir. V. I. 1974, 240.

«BASE DE DATOS DEL PATRIMONIO INMUEBLE DE ANDALUCÍA» Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico, Consejería de Educación Cultura y Deporte . Junta de Andalucía.

«BLOG, LA OTRA CARMONA». http://laotracarmona.blogspot.com.es/2009/11/torre-de-la-huerta-de-martin-perez.html

«CASTILLOS NET» www.castillosnet.org

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