La mina de agua del cortijo de los Frailes.

Tras conseguir los permisos del Seprona hemos podido acceder a la lumbrera de acceso a la mina de la Huerta de San José o del Monasterio de los Frailes en Carmona, Monasterio que es muy famoso por sus leyendas en torno al asesinato de los frailes Franciscanos, que aparecieron horriblemente colgados de los ganchos donde se colocaba la carne y que según contó un monje superviviente fueron asesinados por el mismísimo Lucifer. Esta leyenda lo ha convertido en un lugar muy frecuentado por aficionados al espiritismo. La mina discurre por los terrenos que rodean al monasterio, localizándose varias lumbreras en las fincas cercanas. Creemos que la mina esta asociada a un importante asentamiento romano y medieval situado a más de un kilómetro sobre la vega y donde todavía resurgen las aguas por una canalización abandonada por lo que ha de ser una mina de varios kilómetros de longitud. El pozo tiene 13 metros de profundidad y es rectangular de unos cuatro metros de largo por uno y medio de ancho y parece reexcavado para darle mayor longitud probablemente para la colocación en su día de una noria. Esta cerrado por una cúpula de ladrillos que por el l tipo de ladrillo y el mortero que los une podría ser del siglo XVIII. En cuanto a la mina creo que es de origen romano por la tipología de la galería pero por desgracia esta completamente inundada, localizándose bajo el agua dos galerías en sentidos contrarios y lo que parece una bifurcación. La inundación ha de deberse a los taponamientos que se han realizado en las galerías que llegan a la Vega. Pediremos permisos para inspeccionar las lumbreras cercanas y a ver si hay suerte y los niveles de agua bajan lo suficiente para poder explorarla. Las fotos son de Manolo Bernal y mías, José Millán.

 

 

Hemos hecho una investigación Sobre el edificio que existe en la zona llamado Monasterio de los Frailes y sobre el que circulan tantas leyendas y fruto de esa investigación es el siguiente artículo que intenta arrojar algo de luz al respecto:

 

Ha sido extremadamente complicado encontrar los auténticos orígenes de este singular edifico porque están literalmente enterrados bajo falsos datos históricos y leyendas que han sido torticeramente inventadas, ya que no están basadas en ningún hecho real. Informaciones de las que repetidamente se han hecho eco algunos aficionados al mundo de lo paranormal, en ocasiones con la complicidad de determinados programas de televisión sensacionalistas y que con el tiempo han acabado creando una especie de realidad virtual (nunca mejor dicho) que a base de ser repetida insistentemente en diferentes publicaciones ha acabado por parecer cierta. Creo que la premisa de cualquiera que se considere investigador, sea de lo que sea, debería ser la de buscar la verdad y no inventar o apropiarse de una falsa realidad que sencillamente nos viene mejor para vender lo nuestro. Resulta evidente, una vez que uno investiga un poco, que este edificio nunca fue un monasterio, ni en la Edad Media ni mucho menos en el siglo XX. Es un hecho que por evidente se acaba reconociendo en alguna de las publicaciones que he leído, como también se reconoce la absoluta falsedad de la leyenda que lo acompaña, pero sorprendentemente no se renuncia a la existencia de sucesos paranormales en su interior, y es que al final interesa mucho más al público la truculenta historia de monjes degollados de diablos y de fantasmas que la pura y simple realidad y es lógico porque vende mucho más.
La verdad de estas ruinas es mucho más prosaica que todo eso que se cuenta ya que el famoso convento no es más que un edifico construido a principio de los años 40 y que pretendía albergar a los Monjes carmelitas del Convento del Carmen, situado a la entrada de Carmona. En el año 1942, los terrenos donde se hallaba este histórico edificio fundado en el siglo XVI, fueron cedidos por el Arzobispo de Sevilla al Ayuntamiento para la construcción del silo que existe actualmente. Con los fondos resultantes de esta expropiación los monjes compraron unos terrenos de huertas cercanos a Carmona que entonces eran conocidos como La Huerta de San José y donde se trasladaron a vivir e iniciaron las obras de edificación del edificio que nos ocupa. A partir de entonces la zona pasó a ser conocida como La Huerta de los frailes. El edificio nunca llegó a concluirse ni a estar habitado por razones que no hemos podido averiguar. Lo cierto es que basta estudiar con un poco de atención el edificio para encontrar pruebas irrefutables, al margen de las actuaciones vandálicas, de que se trata de una obra sin concluir. No existe ni rastro de las cubiertas superiores que habrían de ser de teja o ladrillo. En el ala que da al Norte los muros exteriores están sin terminar y ni siquiera han sido revestidos o que parte de los forjados y los accesos entre plantas no están terminados. Para más evidencia las acometidas de agua y luz están presentadas pero se ve que nunca se han hecho las conexiones pertinentes ni las instalaciones necesarias. La zona que rodea al edificio no esta urbanizada, ni los caminos de acceso pavimentados como sería lógico en un edificio de estas características. Por otro lado si bien es cierto que los materiales constructivos son muy dispares, existiendo ladrillos de diversas tipologías, incluidas las rasillas modernas y que las técnicas constructivas son peculiares por el excesivo uso de la mampostería, encajan perfectamente en la época estimada de construcción no habiendo ninguna evidencia de la existencia de un edificio anterior al ya construido.
Solucionado el misterio del “Convento del diablo” seguiremos con lo nuestro que es la investigación de la mina de agua próxima y que según hemos comprobado, esta relacionada con las huertas que aquí existieron y no con el edificio que tiene su propio pozo.

Las fotos y el texto son de José Millán Naranjo.